Estados Unidos, en el marco de la emergencia sanitaria por COVID-19, lanzó el programa de Título 42, afirmando que era una medida de salud pública, para evitar que las personas migrantes entraran al país liderado por Joe Biden.
Pero esa política, que ha frenado los procesos de asilo, ha sido denunciada por activistas y defensores de derechos humanos dado que representa sólo una continuidad de la política antiinmigrante.
El Título 42 no es un estatuto de salud pública nueva, data desde 1944, y fue creada para que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) determinen si una enfermedad contagiosa es un grave peligro para la propagación en Estados Unidos.
No obstante, a raíz de la expansión del virus SARS-COV2 causante de COVID-19 en el mundo, Estados Unidos determinó implementarlo, lo que impactó a miles de personas solicitantes de asilo, que esperaban realizar sus procesos, y que los obligó a quedarse varadas en las ciudades fronterizas de México.
Aunado a ese particular contexto se suma la complejidad del fenómeno migratorio en toda la región, pero principalmente en Centroamérica, cuyas causas de expulsión de su población se sintetizan en las constantes crisis políticas, económicas, ambientales y de exacerbada violencia, lo que ha obligado a que las personas busquen llegar a Estados Unidos.
Las fronteras no sólo se reducen a un muro físico, sino que se han externalizado dado que el objetivo principal de la política antiinmigrante estadounidense es evitar que las personas lleguen a la frontera entre México y Estados Unidos; es así que ha generado presión para construir fronteras verticales a través de disuadir, por todos los medios y formas, a las personas migrantes.
Fronteras verticales, fronteras globales
El documental “The Vertical Border” (Las fronteras verticales) explora la magnitud de ese fenómeno, tal como expone Maxime Pluvinet (Proyecto Habesha) y Sonja Wolf (CIDE), ambos creadores de este filme.
La directora del filme reflexionó durante la presentación virtual que el objetivo de este material no sólo es para consumo de entretenimiento, sino que busca la apropiación y difusión para impulsar cambios y generar discusión sobre el tema migratorio.
“Que la gente lo vea en escuelas, universidades y discutan cómo se pueden involucrar en estos cambios”, dijo.
La directora expuso el papel de México también ha sido preocupante porque ha jugado el papel de contenedor:
“México se ha convertido en sala de espera, […] el proceso de asilo es muy largo, el sistema de asilo no es muy robusto, situaciones precarias en la resolución de solicitud de asilo, además el gobierno se ha propuesto que la Comar pase al INM quien ha jugado un papel como contenedor. En un futuro puede haber mayor conflicto”, señalo Sonja Wolf.
Por su parte, Maxime Pluvinet externó que las fronteras verticales no son un fenómeno que se da sólo en esta región sino que es global y recordó que en 2015, en Europa, se hablaba de una crisis migratoria cuando habían 1.4 millones de sirios huyendo de los embates de la guerra, y que la respuesta europea fue raquítica y limitada.
“Nosotros contamos la historia de México y Estados Unidos, pero esto se puede documentar en otras fronteras del mundo”, señaló el fotógrafo.
Al ser cuestionados por Once Noticias sobre la flexibilización desigual de esas fronteras verticales (con respecto a la población ucraniana y otras poblaciones que esperan solicitar asilo en México), criticaron que esas fronteras verticales están ligados los intereses políticos estadounidense, por lo que la apertura responde de manera desigual para las poblaciones.
El Padre Ismael Moreno Coto, integrante de Radio Progreso, señaló que “somos una frontera vertical desde Colombia, cruzada por el dolor. Es una expresión diversa de dolores y de angustias y tiene que ver con políticas discriminatorias que se sustentan en la seguridad, militarización y que tienen siempre a las poblaciones [en una] relación de sospecha y amenaza”.
El padre señaló que este tipo de material, además, genera el compromiso para que sea divulgado con fines académicos, pero también es una herramienta para organismos de derechos humanos, gobiernos y diversos sectores de la sociedad civil porque recoge un tema que compete a todos y todas.
El documental estará disponible de manera gratuita por la plataforma de Youtube a partir del 27 marzo y también a través de un micrositio. El próximo 24 de marzo luego de la proyección virtual habrá una discusión con los panelistas, por lo que se seguirá a través de las redes sociales del CIDE y del documental.
La presentación de este documental es parte del Programa de Política de Drogas (PPD) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).