Internacional

Menores ucranianos desean continuar con su educación en su País

Las y los casi 30 voluntarios que sostienen este espacio improvisado sacrifican sus horas libres a cambio de que Sasha y sus compañeros tengan una educación

Para Sasha hablar ucraniano es sentirse cerca de casa e imaginar que está a unas cuantas calles de su papá y abuela. “Me gustaría regresar a mi país e ir a mi escuela, porque nunca he estado en otros países y no sé las palabras aquí. Allá podría hablar ucraniano normalmente”, detalló la menor en entrevista con Once Noticias. 

La realidad es que Sasha vive desde hace 2 semana en Budapets, a mil 200 kilómetros de su Ciudad, Kiev es lugar al que piensa regresará en el verano. En vez de recordar la guerra, dice, todos los días intenta aprender una nueva palabra en inglés. 

“Hola. Mi nombre es Sasha. Tengo 9 años. Vengo de Ucrania. Me gustan los gatos y los perros. Y amo a mis padres. Mi materia favorita es inglés”, añadió la menor. 

Hoy Sasha está convencida que ser profesora de inglés la ayudará a vivir en otro país, por si hay otra guerra. Desde el pasado 24 de febrero, 1.8 millones de niñas, niños y adolescentes salieron de Ucrania para escapar a otro país, de acuerdo con la Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). 

Además, alrededor de 2.5 millones son desplazados internos, es decir huyeron de una ciudad ucraniana a otra. Sasha y otros menores ucranianos toman clases en un centro de cultura de Budapets, en el que también se encuentran migrantes que están tratando de escapar del conflicto bélico. 

“Encontramos este lugar, los voluntarios vienen aquí y traen muchos refrigerios para nuestros niños; dan clases extra, clases de inglés, clases de arte para ellos. Los llevan a dar paseos a los parques y eso les ayuda a ellos mucho de verdad”, comentó una profesora ucraniana, Olesia.

Las y los niños ucranianos no acuden solos, van en compañía de sus madres. A diferencia de lo que ocurre en Polonia o Alemania, la política migratoria de Hungría establece que las y los menores de edad refugiados pueden acceder a servicios educativos hasta que sus padres o tutores realicen la solicitud de asilo. 

El problema es que muchas familias tienen la esperanza de regresar pronto a Ucrania y se niegan a solicitar refugio permanente. Los niños ahora están en trámites en el sistema de inmigración y mientras estén en ese proceso ellos no pueden ir a las escuelas húngaras. Vienen de la guerra, están estresados; se han ido a un nuevo lugar, donde no hablan el idioma, el húngaro; la idea es que se adapten, que durante la primavera alguien les enseñe húngaro, ingles también”, agregó, Olesia.

Olesia entiende a la perfección la situación por la que atraviesan estos pequeños. Ella migró de Dombás cuando inició la guerra en esa zona hace 8 años. “Espero que la guerra termine y que en septiembre los niños puedan regresar a Ucrania, a su escuela y continuar con su educación allá. Y si no es así, tal vez vamos a tener que adaptar este lugar en una escuela formal”, añadió la profesora. 

Las y los casi 30 voluntarios que sostienen este espacio improvisado, incluida Olesia, sacrifican sus horas libres a cambio de que Sasha y sus compañeros olviden por unos instantes las experiencias que les dejo la guerra. 

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