Reportajes especiales

Presencia de la diáspora haitiana en México no es reciente

La presencia haitiana en México no es nueva, aunque es novedosa en términos numéricos. A lo largo del Siglo XX, la presencia haitiana no rebasó los cientos de personas.

Y es que México no era un país de asentamiento sino de tránsito, no sólo para la población haitiana sino también para otras poblaciones extranjeras, y se explica debido a su vecindad con Estados Unidos.

Este año han aumentado las solicitudes de refugio y se ha detectado mayor presencia de personas con diversos orígenes. Según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), de enero a septiembre han recibido 90 mil 314 solicitudes de refugio.

Las principales nacionalidades de las personas solicitantes de refugio en comparación con los últimos dos años anteriores, según datos de la COMAR, son:

                 2019

                  2020

        2021 (enero-sept)

Nacionalidades

Solicitantes

Nacionalidades

Solicitantes

Nacionalidades

Solicitantes

Hondureña

30,098

Hondureña

15,398

Hondureña

31,894

 

Salvadoreña

9,041

Hiatiana

5,954

Haitiana

26,007

Cubana

8,681

Cubana

5,741

Cubana

7,683

Venezolana

7,639

Salvadoreña

4,036

Salvadoreña

5,170

Hiatiana

5,539

Venezolana

3,269

Venezolana

4,670

      Total

   70,406

                41,059

               90,314

 

Las entidades que presentan mayores solicitudes de refugio por delegación son Chiapas (Tapachula), Ciudad de México y Tabasco.

 

Cartografías de la diáspora haitiana

Desde finales del Siglo XIX se han registrado desplazamientos de la población haitiana de gran importancia, aunque fue hasta el Siglo XX que se consolidan grandes comunidades fuera de la isla.

La literatura considera que la diáspora haitiana tuvo, durante largo tiempo, algunos puntos tradicionales de migración: el primero con las islas de las Antillas, como República Dominicana, debido a su cercanía, aunque también hubo migración a Cuba, Jamaica, Guyana y las islas francesas. También Francia (por su relación colonial) y más tardíamente, Estados Unidos y Canadá.

Estos primeros desplazamientos tienen origen económico y colonial: el intervencionismo político de Estados Unidos sobre las Antillas y la ocupación de Haití, en 1915, propició el desplazamiento haitiano para trabajar en las plantaciones de la United Fruit Company y de otras empresas estadounidenses, ubicadas en República Dominicana y Cuba, principalmente.

Estados Unidos no sólo fue un lugar de destino sino que, al entorpecer e impedir el desarrollo político y económico de Haití, con sus constantes ocupaciones coloniales y sus intereses imperialistas sobre la región, configuró el escenario de push factors, tal como afirma Carlos Nieto en su investigación sobre redes migratorias (Clacso, 2013).

En Estados Unidos y Canadá, a lo largo del Siglo XX, se estableció la diáspora haitiana. Existen, al menos tres o cuatro generaciones asentadas en dichos países, por lo que movilizarse a ellos facilita las redes migratorias.

En el Siglo XXI, la diáspora haitiana transgrede su tradición migratoria y se establecen en otros países de América continental, debido a los impactos que tuvieron algunos eventos como el terremoto del 2010 y la epidemia de cólera en la isla. Estos obligaron a la población a buscar otros puntos para desplazarse. Fue así que llegaron a algunos países del cono sur como Brasil, Chile, Perú y Ecuador. 

Posteriormente, la atención de tal fenómeno fue urgente debido a su masividad y también por los efectos, tanto en las ciudades receptoras como en la población haitiana, debido a que quedaron varados en los países de América Latina como el caso de México. 

 

México

Durante el Siglo XX la presencia de la población haitiana, en términos numéricos, fue menor con respecto a otras poblaciones extranjeras.

Durante la turbulencia política durante las dictaduras de los Duvalier, cientos de exiliados haitianos buscaron asilo en México, sin ser un grupo numeroso. Guy Duval (CIALC-UNAM, 2008) menciona que los haitianos que llegaron fueron un grupo de profesionistas o intelectuales, que pertenecían en su mayoría al Parti de lEntente Populaire (PEP).

Más tarde, con el terremoto de 2010 que asoló a la isla, México envío apoyo humanitario e implementó medidas de regularización migratoria, a través del estatus de visitante no inmigrante por razones humanitarias. Según datos del Instituto Nacional de Migración (INM) autorizó el ingreso de 511 haitianos (desde el 2 de marzo hasta el 3 de junio) por reunificación familiar. Adicionalmente, reportó el ingreso de 500 extranjeros haitianos que arribaron por sus propios medios.

Posteriormente, de 2011 a 2015, se registraron constantes entradas de 100 personas o menos, sin embargo, las autoridades comunicaron que de 2010 hasta 2013 se facilitó la entrada de mil 123 haitianos.

Sin embargo, es hasta 2016 que se registró la llegada de 17 mil 078 personas, en su mayoría haitianas y africanas, concentradas en las fronteras, principalmente en ciudades como Tijuana. Ese año fue fundamental porque fue hasta entonces que se registró un número importante no antes visto de estas poblaciones en el país.

En los último 15 años se ha observado un aumento en el número de solicitudes de refugio en México, según datos de ACNUR. De 2011 a 2020 se ha presentado un total de 24 mil 340 personas de origen haitiano ante las autoridades migratorias.

Si bien es un número menor con respecto a otras poblaciones migrantes, resulta de interés porque permite vislumbrar que la presencia haitiana en el país no es nueva, pero la masividad es un fenómeno significativamente reciente, que se ha mantenido constante y que responde a una estrategia de supervivencia de las personas en tránsito. 

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