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Científicos y productores de jitomate

Nos encontramos en uno de los invernaderos de San Lucas Cuauhtelulpan, en el estado de Tlaxcala. Este es uno de los sitios donde productores y científicos del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada, el CIBA, del Instituto Politécnico Nacional, trabajan de la mano para eliminar plagas en los cultivos de jitomate.

 

De manera periódica, estos científicos del centro de investigación en biotecnología aplicada se reúnen con productores de jitomate de Tlaxcala, para confirmar la eficacia de su trabajo en laboratorio.

 

Han encontrado un grupo de bacterias que promueven el crecimiento de esta hortaliza y son capaces de combatir al hongo fusarium y al gusano meloidogyne, los principales depredadores de la planta.

 

El acompañamiento se hace desde el momento en que se está haciendo el surco. Desde ahí se hace la inoculación de las bacterias promotoras del crecimiento vegetal, tratando de promover que estas plantas crezcan mucho más rápido y con menor contaminación de nemátodos o de hongos, que es lo que principalmente nosotros estamos estudiando”, Raúl Delgado, profesor investigador del CIBA, IPN.

 

Don Manuel Olvera, profesor de primaria jubilado, lleva diez años como productor. Una de sus preocupaciones es el deterioro de los suelos por los patógenos.

 

Con el tiempo, el suelo tiene más enfermedades, entonces aquí nos ha atacado mucho en todos los invernaderos el nemátodo, ese es el problema, entonces, pero si se cuida la planta, la planta puede durar hasta un año, más de un año dando, esté produciendo”, Manuel Olvera.

 

Ante esto, se hicieron análisis de suelos y microorganismos para evaluar la actuación de las bacterias bajo esas condiciones.

 

Tenemos análisis de suelo, análisis fisicoquímicos de suelo, tenemos análisis del microbiota presente en el suelo, de bacterias y hongos presentes en el suelo. Hemos tomado muestras para el aislamiento de hongos fitopatógenos y también hemos tomado muestras para la identificación con técnicas moleculares de meloidogyne”, Laura García Barrera, profesora investigadora del CIBA, IPN.

 

Doña Celestina fue una de las primeras agricultoras que vio la oportunidad de no usar productos químicos, sino orgánicos.

 

Me pareció una idea maravillosa. Es por eso que yo insistí en trabajar y en que mi invernadero se hicieran esos experimentos para poder sustituir todos los químicos que nos hacen daño, tanto a nosotros como productores como, obviamente, a la gente que consumen nuestros productos”, Celestina Flores.

 

Todavía falta trabajar más, pero los primeros resultados demuestran cultivos más sanos y frutos de mejor calidad, en las variedades de jitomate vikingo y v427.

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