El biólogo marino Edgar Becerril, del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, el CICIMAR, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en Baja California Sur, trabaja en la Reserva de la Biósfera Isla Guadalupe, a 260 kilómetros de la Península de Baja California.
Ahí se ubica un impresionante laboratorio marino, uno de los mejores lugares de todo el planeta para observar y estudiar al tiburón blanco.
De más de seis metros de largo, este imponente pez, al igual que las otras 500 especies de tiburones, tiene erroneamente fama de asesino.
Si esto fuera real, tendríamos muchísimos accidentes en las playas de México y el mundo todos los fines de semana, y esto no sucede así. ¿Por qué? Porque en realidad, los tiburones no están buscando personas para alimentarse, se alimentan de cefalópodos, de otros moluscos, se alimentan de peces, se alimentan de sus presas naturales y créanme que los humanos no estamos en el menú”, comentó Edgar Becerril.
Este investigador, quien también se ha especializado en fotografía científica, reconoce que el depredador obedece a un comportamiento natural que otorga equilibrio al ecosistema, y que el mayor riesgo es la imprudencia de las personas.
Porque los tiburones son depredadores tope en los ambientes en donde se encuentran distribuidos. La mayoría de las especies así funcionan, y hay que tenerles mucho respeto, más que nada. Si uno los respeta, si uno los cuida, va a evitar, no tiburones peligrosos, porque no hay tiburones peligrosos, sino evitar situaciones peligrosas”, mencionó Edgar Becerril.
Y si hablamos de peligro, somos los humanos los que estamos acabando con los tiburones a nivel mundial.
Los pescamos mucho antes de que puedan tener crías.
Tardan mucho tiempo en alcanzar la madurez sexual, estamos hablando de que hay especies, dentro de estas 500 especies de tiburones, que algunas tardan en madurar de dos a tres años, quizás cuatro, pero hay otras que tardan más de cien años en alcanzar la madurez sexual”, señaló Edgar Becerril.
En promedio, podríamos decir que las especies vulnerables que tenemos en México, algunas alcanzan la madurez después de los 10, 15 años, por lo cual tiene que pasar mucho tiempo para que estos animales se puedan reproducir”, agregó.
De no generarse estrategias sustentables entre gobiernos, científicos y pesquerías, los tiburones serán otra especie extinta. Lo que tendría un grave impacto.
Pero sí sería un cambio muy radical, yo diría que muy grave en los ecosistemas. ¿Por qué? Porque estamos hablando de un linaje, de un linaje de vertebrados que tienen más de 400 millones de años de antigüedad en nuestros mares y en algunos ambientes dulciacuícolas también”, explicó Edgar Becerril.
Este es el mensaje que Edgar Becerril ha llevado a España, al presentar en Oceanográfic, uno de los acuarios más grandes de Europa, su colección fotográfica “SOS Tiburones”.