Una exitosa colaboración entre expertos del IPN y la UNAM para el diseño y construcción de un nanosatélite, que es propiedad de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha causado revuelo.
El desarrollo de un satélite requiere mucho trabajo especializado y la convergencia de una gran cantidad de tecnologías.
Es por ello que, para la construcción del satélite “Painani-2”, sumaron fuerzas expertos del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN y del Centro del Programa Espacial Universitario de la UNAM.
Existía un grupo de tecnólogos que tenían como propósito, el poder tratar de desarrollar tecnología espacial mexicana y esto implicaba procesos de colaboración entre todas estas instituciones, dado que cada una de ellas tiene una orientación disciplinar muy específica’’, aseguró Jorge Gómez Villarreal, director del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN.
Cuatro años tomó la construcción de este dispositivo que mide 10 centímetros cuadrados de base, por 30 centímetros de altura.
Está elaborado con materiales extremadamente resistentes que le permitirán soportar el medioambiente tan hostil que impera en el espacio.
Que tengan la capacidad de poder resistir los gradientes de temperatura profundamente altos, o sea pasan de temperaturas muy altas a temperaturas muy bajas que de alguna forma sean capaces también de poder resistir condiciones inesperadas que puedan darse, viento solar y una serie de factores’’, consideró Jorge Gómez Villarreal, director del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN.
Está conformado por un subsistema de comunicaciones, mediante el cual tendrá contacto con la tierra, otro mecanismo que le permitirá estabilizarse en su órbita, y uno más que lo dotará de energía a través de paneles solares.
Su función será obtener imágenes para la Sedena, con una cámara infrarroja
En este caso se estableció teledetección, es decir que de alguna manera se le puso al satélite una cámara que permitiera el poder obtener imágenes que eran de interés específicamente para el dueño del satélite’’, dijo Jorge Gómez Villarreal, director del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN.
El Nanosatélite se lanzó en junio de este año, desde cabo cañaveral florida, a bordo de un cohete Falcón 9 Spacex, propiedad de una empresa privada.
En este caso llevaban aproximadamente 80 satélites, algunos del tipo Nanosatélite y otros satélites medianos que se ponen en diferentes órbitas’’, afirmó Jorge Gómez Villarreal, director del Centro de Desarrollo Aeroespacial del IPN.
Hoy en día, los expertos verifican si el satélite ya está en una órbita estabilizada, y si todos sus subsistemas funcionan bien, los cuales se pondrán en operación, sin duda.
Este nanosatélite tendrá un tiempo aproximado de vida en el espacio de dos años y medio.