El 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas votaron por primera vez en una elección federal para renovar a los diputados al Congreso. Fue un importante paso en la larga marcha de las mujeres para ejercer su derecho a votar y ser votadas.
Durante la Revolución Mexicana, en la que las mujeres tuvieron un papel importante dentro de los ejércitos revolucionarios, muchas de ellas como combatientes, otras más como enfermeras, maestras, espías o correos, solicitaron al Congreso Constituyente que se aprobara su derecho a votar y ser votadas. Hermila Galindo, una de las precursoras del feminismo mexicano, envío a los diputados un escrito en el que argumentó:
“Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es que no carezca de derechos. Las leyes se aplican por igual a hombres y mujeres: la mujer paga contribuciones, la mujer, especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la comunidad, obedece las disposiciones gubernativas y, por si acaso delinque, sufre las mismas penas que el hombre culpado. Así pues, para las obligaciones, la ley la considera igual que al hombre, solamente al tratarse de prerrogativas, las desconoce y no le concede ninguna de las que goza el varón”.
Esa propuesta no fue aprobada por el Constituyente, donde se declaró que: “El hecho de que algunas mujeres excepcionales tengan las condiciones para ejercer satisfactoriamente los derechos políticos no funda la conclusión de que éstos deban concederse a la mujer como clase”.
A pesar de ello, la lucha de las mujeres para ejercer su derecho al voto continuó. Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, él envió la iniciativa para reconocer ese derecho, que fue aprobada por el Congreso Federal y por las legislaturas de los estados. Sin embargo, Cárdenas no promulgó esa reforma, por el temor a que en las elecciones de 1940 el voto femenino se inclinara por el candidato conservador Juan Andreu Almazán.
Fue hasta febrero de 1947, en el gobierno de Miguel Alemán, cuando se reformó el artículo 115 para permitir el voto de las mujeres, aunque sólo en las elecciones municipales. Finalmente, el 17 de octubre de 1953 se reconoció la ciudadanía plena a las mujeres mexicanas al reformarse los artículos 34 y el 115 para que pudieran votar y ser votadas en elecciones federales y locales. El reconocimiento al voto femenino no fue una concesión del gobierno. Fue una conquista de las mujeres mexicanas, después de décadas de una lucha incansable por ejercer sus derechos.