El Zócalo de la Ciudad de México estaba a reventar.
En contra del golpe de Estado constitucional, que, con el apoyo de la SCJN y el Congreso, intentó asestar Vicente Fox a Andrés Manuel López Obrador, marcharon hasta esa plaza y desde el Auditorio Nacional más de un millón de personas.
Con un inaudito “les amo desaforadamente” cerró el entonces jefe de Gobierno su discurso y selló así el pacto con ese pueblo que lo llevaría 13 años después, con sus votos, a la Presidencia de la República.
Amor con amor se paga, dicen y tienen razón.
“El mesías tropical”, le llamaron.
De “populista”, lo acusaron.