Este 2 de abril se celebró el llamado “Domingo de Ramos” que marca el inicio a las actividades litúrgicas de la Semana Santa en la religión católica.
En la Catedral Metropolitana de Ciudad de México el arzobispo, Carlos Aguiar Retes, presidió la celebración en la que se recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén.
En Iztapalapa, en la Iglesia del “Señor de la Cuevita” comenzó la representación número 180 de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Actores escenificaron pasajes bíblicos, realizaron el recorrido de los ocho barrios de la demarcación.
Más de 2 mil 500 personas acudieron a esta representación, pero se esperan más de 2 millones de asistentes durante esta semana.
¿Qué significa Domingo de Ramos y cómo se celebra?
De acuerdo al portal “Desde la Fe“, con el Domingo de Ramos 2023, el 2 de abril, se da inicio a la Semana Santa. Los santos evangelios nos narran cómo, el domingo anterior al Viernes Santo, Jesús fue recibido victorioso en la ciudad de Jerusalén.
Las narraciones nos hacen sentir que estamos allí, entre la gente que aclama a Jesús. La Liturgia de la Iglesia nos da la oportunidad de aclamar a Cristo como Mesías Salvador y de decirle que es bienvenido como Rey de este mundo en el que tanta falta hace. Las palmas y los ramos son el signo de nuestra aclamación y de la victoria del Señor”, señala el portal.
¿En que consiste la liturgia del Domingo de Ramos?
El portal religioso nos informa que “la entrada victoriosa de Jesús a Jerusalén se conmemora en todas las iglesias mediante una procesión solemne. La procesión inicia con un saludo y una oración del sacerdote en la que pide a Dios conceder a quienes agitan las palmas en honor de Cristo, permanecer unidos a Él. Antes de iniciar, se proclama el Evangelio de la “Entrada del Señor en Jerusalén”.
El celebrante bendice en silencio los ramos de palmas, y después conduce a la gente hacia la iglesia en la que habrá de celebrarse la Misa.
La procesión nos recuerda que debemos seguir avanzando sin rendirnos ante el cansancio, la fatiga, las penas o los pecados de esta vida. Caminar siempre, avanzar siempre para alcanzar la felicidad eterna que, de algún modo, ya ha iniciado en esta tierra por la fe en Cristo Jesús. Es también una invitación a no rendirnos ante el tedio de la vida, sino a asumir con paz que el camino de la felicidad pasa por la Cruz, pero no por cualquier cruz, sino aquella que se vive por Cristo, con Cristo y en Cristo”, detalla “Desde la Fe”.