Paseo de la Reforma es la vialidad más importante de la Ciudad de México, misma que está rodeada por 37 bancas que fueron construidas en 1878, y que por supuesto, son patrimonio cultural de las mexicanas y mexicanos. Pero, ¿cómo le han hecho para conservarlas?
Esas bancas hoy en día sirven para que las y los visitantes tomen un descanso o simplemente contemplen la ciudad, pero en su tiempo sirvieron para esperar los carruajes y luego los tranvías, que fue el transporte en aquellos años.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hizo un diagnóstico de estas y detectó que había 197 piezas faltantes.
Además, de una serie de afectaciones a la piedra por diferentes razones, desde grafiti hasta el mal uso que se hace en ocasiones, por ejemplo, cuando hay festejos las personas se suben; se les cae la comida o el café y las dañan seriamente.
Por lo que el gobierno capitalino, desde la Secretaría de Obras y Servicios, encabezado por Jesús Esteva Medina, junto a un equipo de 46 especialistas realizaron la preservación de las bancas junto al INAH.
“Hubo que reemplazar la cantera, hubo que fijar algunas piezas y volver a labrar algunas de las piezas, además, de toda la limpieza que implica pues los años de las afectaciones que tienen por el propio intemperismo”, explicó Jesús Esteva Medina.
Las bancas tienen una longitud de 500 metros lineales, y esta intervención representa más de 2 mil 643 metros cuadrados.
“Varias de las piezas de aquí tuvimos que colocarles unos pernos para fijar estos copones, y bueno el grafiti también sabemos que hay un derecho a la manifestación, pero finalmente sobre los monumentos históricos tiene una afectación adicional que representa que ya no podemos reemplazar muchas de estas, bueno, se puede, pero ya no será la misma piedra”, agregó Jesús Esteva.
Algunas piezas no se sustituyeron a pesar que tienen alguna afectación por decisión del INAH, pues el objetivo es que se conserve más tiempo la originalidad de las piezas, explicó el funcionario.
“La banca siga platicando, sigue comentando, diciéndole a las personas lo que ha pasado aquí y por eso van a llegar a ver algunas piezas que se ven con cierta erosión pero que el INAH determinó que así se quedara, es una labor de preservación”, indicó el secretario de Obras y Servicios de CDMX.
Daniel estaba sentado junto a su esposa en una de las bancas, dijo que es agradable usarlas.
“La verdad un privilegio estar aquí, es muy agradable”, expresó Daniel Pérez, turista de Aguascalientes.
El trabajo duró cuatro meses, y se requirió un presupuesto de 8.5 millones de pesos.
Por lo que la recomendación es cuidarlas para que las siguientes generaciones puedan conocerlas…