Esta tarde en CDMX se realiza la marcha conmemorativa del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. El contingente que se concentró en la Glorieta de las Mujeres, ya partió rumbo al Zócalo capitalino.
La manifestación es encabezada por madres y familiares de víctimas de violencia como desaparición, feminicidio o delitos sexuales.
Elementos policiacos y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (Erum) acompañan en el recorrido a las participantes.
Madres de víctimas de violencia comentaron la importancia de que exista la conmemoración de este tipo de días.
“Creo que es un día emblemático, precisamente para yo protestar por el hecho de que a mi hija no le han hecho justicia, por el hecho de que la averiguación previa este estancada”, expresó Clara Yáñez, madre de víctima de feminicidio.
Por su parte, Katia, mamá de víctima de agresión sexual, comentó: “estoy aquí pidiendo justicia para mi hija menor; ella fue víctima de agresión sexual por parte de un policía”.
Cabe mencionar que en la Glorieta de las Mujeres se colocó una ofrenda con flores y semillas, así como lonas con fotos de víctimas de feminicidio.
“Esta marcha es por y para todas, incluso las infancias, que hoy también lideran las consignas”, dijeron las personas que marchan.
En el mundo, 1 de cada 3 mujeres ha experimentado alguna forma de violencia a lo largo de su vida.
La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo la crisis de derechos humanos más generalizada en el mundo, arraigada y tolerada, con altos índices de impunidad y urgente de atender.
Repercute gravemente en la salud, integridad y en la vida de las mujeres y las niñas, de las familias, de las comunidades y de las sociedades en general.
Se expresa de múltiples formas, tanto en el ámbito público como privado, y afecta gravemente a mujeres y niñas en su amplia diversidad y durante todo su ciclo de vida, teniendo un impacto diferenciado e interseccional en mujeres y niñas indígenas y afrodescendientes, con discapacidad, migrantes, refugiadas, desplazadas, defensoras, con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, entre otras condiciones más.
En el mundo, 1 de cada 3 mujeres ha experimentado alguna forma de violencia a lo largo de su vida; en promedio, una mujer o niña muere asesinada por alguien de su propia familia cada 11 minutos. Desde que comenzó la pandemia, 45% de las mujeres ha declarado que ellas o una mujer que conocen ha sufrido alguna forma de violencia.
La violencia contra las mujeres y niñas es cada vez más una causa de la migración femenina en la región de América Latina. En todo el mundo, las mujeres representan ya el 48% de las personas migrantes.
La discriminación, violencia y agresión dirigida a las mujeres y niñas, la mitad de la humanidad, limita su participación en todos los ámbitos de la vida, les niega derechos y libertades fundamentales y obstaculiza la recuperación económica igualitaria, su participación en el ámbito laboral y el crecimiento sostenible que necesita el mundo.
Asimismo, las crisis por la COVID-19, el cambio climático y los conflictos han aumentado el número de las mujeres que viven en la pobreza extrema e incrementado su carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, así como riesgos en su salud y la de sus familias en los entornos urbanos y rurales, al tiempo que esta violencia ha forzado a mujeres y niñas a desplazarse de sus hogares, comunidades y de sus países.
Todo esto aumenta la violencia de género a la que están expuestas las mujeres y las niñas, dentro y fuera de la vida pública y en el espacio digital. Al ritmo al que hoy avanza la humanidad, se estima que aún nos tomará casi 300 años eliminar las leyes que siguen limitando el pleno goce de los derechos de las mujeres y las niñas, incluyendo el derecho a una vida libre de violencia.
Ante este panorama, la presencia del activismo se torna fundamental. Un movimiento feminista fuerte, diverso y autónomo es un factor esencial que ha promovido transformaciones sociales y leyes específicas para el acceso de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia, tales como: la tipificación del feminicidio, del acoso sexual en espacios públicos, de la violencia digital y contra la intimidad sexual, la violencia contra las mujeres en la política, entre otras tantas.
A pesar de las amenazas y ataques y en su contra, las activistas de base, colectivas, defensoras de los derechos humanos de las mujeres e impulsoras de diversos movimientos en todo el mundo, como el #MeToo, #NiUnaMenos, #TimesUp y otros, han catalizado un cambio sin precedentes; han generado una movilización mundial que ha dejado de manifiesto la urgencia de la prevención y la respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas.