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Llevan alegría decembrina a casa hogar para niñas en situación de vulnerabilidad en CDMX

Foto de El Once

En la calle Felipe Berriozábal, número 39, a un paso del corazón del barrio bravo de Tepito, y a unas cuadras del Metro del mismo nombre, se encuentra la Casa de las Mercedes, una casa hogar para niñas en situación de vulnerabilidad.

En este lugar viven más de 40 niñas que fueron víctimas de violencia. La edad de las niñas y adolescentes rondan desde los dos años hasta los 19, aunque también han tenido casos de mujeres adultas.

Las niñas que llegan a esta casa fueron víctimas de violencia familiar, omisión de cuidadados, violencia sexual y trata de personas.

Al respecto, en entrevista con Once Noticias, Sergio Sánchez, trabajador social de Casa de las Mercedes, comparte que también provienen de otras instituciones como el DIF Tultitlán y otras casas hogar con las que tienen vínculos.

Incluso, hay casos de familias que tienen problemas económicos y que se han visto obligados a pedir apoyo para que sus hijas puedan vivir en ese espacio.

Mientras Sergio conversa con el medio, algunas niñas se encuentran en el comedor y disfrutan de un programa en la televisión, que a lo lejos parece ser alguna serie. Otras, llevadas por la curiosidad característica de su edad, esperan ansiosas en la puerta y observan con detenimiento a quienes entran a la Casa.

Frente a un pequeño librero, que alberga libros de diversos géneros y con pastas de colores, Sergio Sánchez, cuenta que este lugar tiene 28 años en funcionamiento.

“Empezó como una casa de lámina, pero fue creciendo con el tiempo. Hay otra sede en la colonia San Rafael, pero son administraciones distintas. Ellos tienen mayor población y tienen hombres recién nacidos hasta los 5 años. Nosotros aceptamos población de mujeres”, explicó.

Él lleva menos tiempo trabajando en el lugar, pero ha vivido la intensidad de los casos que llegan. Hace poco, recuerda, llegaron dos adolescentes a pedir refugio. Ambas huían de violencia familiar y fueron reportadas por desaparición.

Sergio contó que el ingreso de niñas y adolescentes a este espacio se hace a través de un protocolo y un proceso administrativo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF). Es a través de esa institución que se canalizan a niños y niñas a esos albergues y refugios.

En el caso de las adolescentes que llegaron a la Casa, contó el trabajador social, fueron llevadas al DIF para seguir el protocolo y él dio seguimiento a los casos. En la actualidad, ambas están resguardadas en un refugio.

Además, en la Casa de las Mercedes, 24 niñas asisten a la primaria, 15 a la secundaria y el resto a la preparatoria.

Al respecto, Sergio señala que, además del acompañamiento escolar, llevan un control y tienen convenios con escuelas que están en colonias aledañas, como la Morelos, para que las niñas puedan estudiar.

También cuentan con apoyo psicológico, terapias grupales y el sector salud les brinda apoyo cada cierto tiempo, por ejemplo, durante los picos de las olas por la contigencia sanitaria de COVID-19, el centro de salud de la colonia envío personal, para hacerles pruebas y en caso de requerirlo darles seguimiento médico.

Mientras ocurre la conversación con Sergio, no faltan las personas que llegan para dejar donativos. A veces ropa o juguetes y, en algunas oficinas, ya tienen listos regalos que les darán a las niñas en Nochebuena.

Es una tarde en movimiento. El donativo que llegará advierte alegría y diversión para las más de 40 niñas, que están ansiosas por que llegue ese momento. Helado, dulces y una piñata es lo que Helados Frody prometió llevar, aunque es una sorpresa para ellas.

¿Y qué ocurre con los procesos de adopción?

Mientras esperamos la llegada del donativo, que viaja desde el Ajusco, Sergio explica que los procesos de adopción en nuestro país son complejos y que para legalizar una adopción debe realizarse a través del DIF, dado que la jerarquía institucional señala que es a través de ese Sistema que las personas pueden adoptar a niños y niñas.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), hasta 2019, se estimaba que en los últimos cinco años, se habían realizado alrededor de 5 mil 342 adopciones y que más de 30 mil niños y niñas estaban en espera de una familia.

De acuerdo con datos del DIF, 58.2% de adoptantes prefieren adoptar a niños entre los 4-9 años, mientras que 70% de infantes y adolescentes de 7 a 18 años son quienes mayoritariamente quedan a la deriva.

Además, hay otro problema: las adopciones irregulares y el tráfico de adopción, dado que no están reguladas o prohibidas y se dan caso en los que albergues privados o del estado reciben dinero para dar en adopción a infantes.

Otra problemática que abona a un panorama complejo, es la falta de datos sobre el tema, dado que se ha señalado que en los censos no se había considerado a niños y niñas o adolescentes que viven en otros espacios como centros penitenciarios.

Sergio comparte que en Casa de las Mercedes existe la posibilidad del apadrinamiento, eso implica que las personas pueden apadrinar a una niña o adolescente, es decir, que le brindan atención y tiempo en la Casa.

“En México, es difícil la adopción. Las personas deben cumplir ciertos requisitos tanto económicos como de otros tipo. Nosotros no hemos tenido adopciones, pero sí casos de superación personal, es decir, que las chicas cuando son mayores de edad y deciden salir, encuentran un empleo y deciden independizarse, o formar una familia”, dijo.

Otras cosas que necesitan en esta casa son medicamentos, dado que la salud es un tema complejo cuando enferman.

Asimismo, tal como compartió Sergio, al menos seis niñas están bajo medicación controlada y neurológica.

Pero también, enfatiza el trabajador social, requieren tiempo de calidad y atención.

Creo que lo que más necesitan las niñas es tiempo y atención. Como personal damos esa atención, pero no es igual cuando es una atención específica. Necesitan a alguien que las escuche y que se interese por cómo se sienten, cómo van en la escuela. Tenemos algunas madrinas y les hacen videollamadas. Saber que hay alguien que se preocupa por ellas relató Sergio.

Helados y alegrías para las niñas de la Casa

Ese fue el incentivo de la campaña de Neverías Frody cuyo personal llegó cargando charolas de helados, una piñata y dulces para las habitantes de esta Casa, que están próximas también a celebrar Nochebuena.

La emoción fue lo que inundó la tarde de este día, en aquella casa de tres pisos, luego de que las niñas se sentaron en el comedor a disfrutar su helado de chocochips y menta. Lanzaron urras y porras, y jugaron entre ellas.

Posteriormente, en una ola llena de emoción, subieron al patio para romper la tradicional piñata en forma de estrella envuelta en colores.

Comenzaron por la habitante más pequeña para romper la piñata y pasaron conforme a sus estaturas. Apenas cinco niñas le pegaron a la estrella, hasta que reventó y los dulces cayeron sobre el mosaico de ese tercer piso, en donde se abalanzaron entre gritos y risas.

No faltó quien por distracción no alcanzó dulces, pero tampoco faltó el compañerismo y convidaron de sus golosinas a quien se distrajo.

Sandra Salazar, gerente de Neverías Frody, compartió al medio que la campaña de este año, de la empresa mexicana, fue llevar dulces, piñatas y helados a diversos refugios y albergues, para niños y niñas en situación de vulnerabilidad.

“Este año invitamos a nuestros clientes a que nos apoyen a donar dulces o juguetes. El objetivo es pasar un momento de alegría en estos lugares”, mencionó.

Y es que no sólo llevan estos insumos, sino que implican llevar tiempo y compañía dado que buscan compartir con las niñas, conversar y jugar, para que pasen un momento agradable.

“Las niñas han vivido situaciones difíciles en sus vidas. Yo creo que compartir con ellas un momento les ayuda muchísimo”, comentó.

Apenas comenzaron el día de ayer, por lo que hasta ahora han visitado tres albergues, aunque su campaña se extiende todo el mes de diciembre.

Tenemos 53 sucursales en Ciudad de México y Cuernavaca. Trabajamos en un horario de 12 del día a las ocho de la noche, todos los días de la semana concluyó Sandra.

 

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