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Señalan a dirigente del sindicato del Metro de obstaculizar operatividad de ese transporte

Fernando Espino Arévalo ha estado 44 años al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Colectivo Metro, apenas cinco menos de los que tiene de vida este medio de transporte.

Y 18 años más de los que Carlos Romero Deschamps, símbolo del ‘charrismo’, dirigió el sindicato petrolero.

De la mano del PRI, Fernando Espino fue diputado local y federal. En 2003 llegó a la Asamblea Legislativa cobijado por el Partido Verde y tres años después lo arropó Nueva Alianza, el partido de Elba Esther Gordillo.

Siempre con la finalidad de conservar el fuero protector.

La biografía de Fernando Espino trasluce historias de nepotismo, influyentismo, represión y sabotaje desde que en 1978 fue nombrado secretario general del Sindicato del Metro.

“El nace y crece en el PRI, primeramente como porro luego como esquirol y luego le dan el premio mayor como líder sindical”, expuso Centinela, trabajador disidente del STC Metro.

Espino lidera un gremio entre 10 mil y 12 mil trabajadores, de los aproximadamente 14 mil que laboran en el Metro.

La nómina del sindicato que dirige incluía en 2019 a por lo menos 16 de sus familiares.

Lo mismo figuraban esposas, ex esposas, hijas, hijos, cuñadas, primos y sobrinos. Porque Espino es un hombre protector, con el manto del erario público.

“Está María Enriqueta García Villarreal que estaba en taquillas y fue su esposa o ex esposa hoy en día. Fernando Espino Arévalo que es uno de sus hijos, el otro es Fernando Espino García, son hijos de diferentes esposas. Fernando Espino González, Óscar Galicia Espino, Claudia Julieta García Villarreal, que es una de sus cuñadas, Estela Patricia García Villarreal también es cuñada, María del Carmen García Villarreal entre cuñada y mujer porque sus cuñadas han sido también sus mujeres”, dijo Centinela.

Los sueldos de sus familiares oscilan entre 24 mil 700 pesos y 42 mil 990. El que menos 16 mil 920 pesos, más estímulos que duplican o triplican la cantidad de nómina.

“Si el salario de Guadalupe Espino casi prácticamente es de 43 mil, haz de cuenta que ella gana ciento y tantos miles de pesos. ¿Por qué? Porque les dan estímulos, se le paga viáticos se le paga muchas cosas”, agregó Centinela.

Los trabajadores disidentes del Metro –que pidieron omitir su nombre por temor a represalias– señalan a Fernando Espino de obstaculizar la operatividad del Metro periódicamente para presionar a las nuevas administraciones.

Una forma es sobreexplotando la vida útil del equipo y refacciones que él mismo le vende al Sistema de Transporte Colectivo; otra colocando en puestos de alta especialización a cercanos que desconocen el sistema.

Esos mismos disidentes señalan que el choque de trenes del sábado 7 de enero en la Línea 3 pudo haberse evitado:

“En este caso de la Línea tres el choque de trenes se pudo haber evitado porque desde el jueves ya había un problema de señalización, vuelvo insistir, que ellos controlan. De tal forma que se pudo haber evitado, que al final del día quien debería de darse, de ir a la cárcel sería Fernando Espino Arévalo por la muerte de esta jovencita”.

El sindicato de Espino sabía de las fallas, dicen, y no hizo nada.

“Ya habían reportes previos, no solamente uno, ya había muchos reportes previos pero no lo quisieron atender”, aseguró Centinela.

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