Testigo de toda la historia de México, el cerro y bosque de Chapultepec lleva cien años siendo un espacio que protege la naturaleza del Valle de México. Sin embargo, también es un refugio para especies amenazadas que encuentran en él una oportunidad de supervivencia. Hoy celebramos el aniversario del Zoológico de Chapultepec, un lugar que ha permitido que muchas especies animales puedan tener muchos más años de vida.
El Zoológico de Chapultepec de Ciudad de México, con cien años de vida, ha evolucionado notoriamente.
Desde su remodelación profunda de 1992 a 1994, consolidó su mística de conservación y estableció una nueva distribución de los hábitats.
Alberto Olascoaga Elizarraráz, director general del Zoológico de Chapultepec, cuenta que éste se compone de cinco áreas, que son bosque tropical, bosque templado, zonas áridas, pastizales y los aviarios.
Otro cambio esencial lo vive día a día con el cuidado de los ejemplares, que hoy es más adecuado y digno, y que se refleja en la alimentación.
Con la guía de veterinarios y nutriólogos, desde temprano se pican vegetales, frutas y carne. Cada ración aporta lo necesario a las especies.
En temporada de mucho calor, como la reciente, les brindan alimentos congelados y al mismo tiempo, estimulan su lado silvestre. Así fue como atendieron a los osos pardos y al tigre.
“El tigre salió a inspeccionar todo su recinto, pero se vio que empezó a detectar olores y se fue cuando hacia donde lo iba encontrando, algo novedoso, entonces usamos innovaciones de estos enriquecimientos, está estimulado el animal, desde que salió comenzó a identificar olores, sabía que había algo diferente en su recinto y empezó a inspeccionarlo”, contó Alberto Olascoaga.
El Zoológico de Chapultepec también es clave para el rescate de especies. En lo nacional, cuentan con programas para la reproducción del Teporingo, endémico de las montañas del centro del país, y del Ajolote de Xochimilco.
Para este último, se estableció un nuevo sitio de reproducción y difusión de anfibios.
También se remodeló el herpetario, donde se albergan entre otros, a especímenes rescatados de la Profepa, por ejemplo un Varano del Nilo que nadaba desnutrido en los canales de Xochimilco.
“Tenía ciertas deficiencias, señales de ciertas deficiencias nutricionales, algunas lesiones óseas producto de esto, pero bueno, es imposible hacer una recuperación de estructura sin embargo ya se le suplementó con alimento normal, con vitaminas y minerales, y pues actualmente esperamos que esas pequeñas lesiones no afecten en nada su vida”, explicó Javier Ojeda Chávez, subdirector técnico del Zoológico de Chapultepec.
Dos de los programas estrellas son la reproducción del Lobo Mexicano y del Cóndor de California. Se realizan en colaboración con Estados Unidos y han permitido reintroducir a estos especímenes a su hábitat. De esta manera, retornan los cóndores a la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California.
“Se tienen dos parejas reproductivas que aportan a lo largo de estos años, han aportado una serie de pollos de Cóndor que crecen durante un año”, dijo Marina Robles García, secretaria de Medio Ambiente en CDMX.
En lo internacional, el esfuerzo de mayor impacto fue el del Panda Gigante. Chapultepec logró crecer y albergar una pequeña familia, de la que ya solo queda Xin Xin, de 33 años, a partir de una donación de dos pandas en 1975. Mostró sus capacidades para el manejo y la reproducción de especies amenazadas, en el cautiverio.
Son cien años de aprendizajes y van por más.