La primavera durará 92 días en México
La primavera concluirá hasta la llegada del verano, el próximo 21 de junio.
En el hemisferio norte, el equinoccio de primavera suele ocurrir alrededor del 20 o 21 de marzo. De acuerdo con datos del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el suceso ya tuvo lugar hoy 20 de marzo a las 15:24 horas centro de México, lo cual indicó el momento en que el Sol cruzó del hemisferio sur al norte. Durante este fenómeno estelar, la duración del día y la noche se equilibran.
Hay muchas creencias en torno a este acontecimiento, lo cual se debe en parte a que nuestros antepasados tenían un interés especial en estudiar los movimientos del Sol y otros cuerpos de la bóveda celeste.
La primavera inició este 20 de marzo a las 21:24 horas del tiempo universal coordinado (UTC) y en México tendrá una duración de 92 días, 17 horas y 33 minutos, hasta la llegada del verano el próximo 21 de junio 08:57 horas UTC.
La palabra equinoccio significa “igual- noche”, lo que hace referencia al instante en que la Tierra alrededor del Sol intercepta el Ecuador del cielo. Al alcanzar ese punto en el Espacio, el día y la noche tienen la misma duración (12 horas) en todo el planeta, a excepción de las regiones polares.
La creencia popular manifiesta que ese equilibrio entre las horas de iluminación solar y de oscuridad puede ser un momento ideal para que el ser humano ponga en equilibrio sus pasiones y debilidades, y de esta forma logre fortalecer su mente y cuerpo.
¿Qué tienen que ver las zonas arqueológicas?
Muchas personas partidarias de asistir a ‘recibir el equinoccio’ a algún sitio arqueológico, generalmente lo realizan durante el equinoccio de primavera y raras veces lo hacen en el momento del equinoccio de otoño, aunque desde el punto de vista astronómico, ambos tienen la misma importancia.
El doctor en Astrofísica e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Jesús Galindo Trejo, mencionó en el artículo “El domingo ocurrirá el equinoccio de primavera” (2022), que las personas no pueden percibir que el Sol cruza del hemisferio sur al norte, pero es atractivo observar cómo pirámides, palacios y demás estructuras arquitectónicas mesoamericanas se alinean a él, a su salida o puesta, en ese día.
En tanto, Daniel Flores Gutiérrez, académico del Instituto de Astronomía de la UNAM, señaló én el artículo “Equinoccio de primavera, acontecimiento universal” (2019), que en México, la asociación más emblemática entre el equinoccio y las culturas mesoamericanas se ubica en Chichén Itzá, Yucatán, en la escalinata sur de la pirámide conocida como El Castillo , aunque también puede observarse en la Pirámide del Sol en Teotihuacán o en el antiquísimo centro ceremonial Chalcatzingo.
“En torno al equinoccio de primavera han surgido diversas prácticas y creencias que, si bien son respetables, en realidad no tienen un sustento científico. Por ejemplo, se dice que el Sol emite con mayor intensidad su energía hacia la Tierra, pero no es así. La radiación es la misma para todo el mundo y su intensidad es la misma, semanas antes y semanas después de la presencia de este fenómeno”, mencionó Flores Gutiérrez.
Solsticios
Al observar al Sol durante un año, desde un punto fijo, se percibe que cada día sale de una posición diferente en el horizonte oriente. El 22 de diciembre, por ejemplo, lo hace más hacia el sur, y seis meses después, aproximadamente el 21 de junio, en una posición más hacia el norte.
Esas posiciones extremas son conocidas como solsticios, que significan “el sol quieto”. “Porque conforme se va acercando la fecha a estos extremos, día a día cambia, pero poco, como que va frenando hasta llegar a su posición extrema y luego, viene de regreso. Esa ida y regreso es lo más obvio para todas las culturas. Cuando va a la mitad de este trayecto es cuando llega el equinoccio. Incluso, podríamos nombrarlo en náhuatl como Tlacotonaohtli, es decir, la mitad del camino del Sol”, finalizó Galindo Trejo.