La sismóloga Ya-Yu-Su de la academia Sinica de Taiwán y sus colegas analizaron la frecuencia de terremotos en Taiwán, y encontraron una correlación entre la actividad sísmica, y la temporada de ciclones y tormentas, que va de mayo a septiembre.
Inicialmente revisaron los datos de 2002 a 2018, hallando que la inmensa mayoría de terremotos de magnitud 6 o mayor ocurrían durante la época de secas, entre febrero y abril.
Al analizar las mediciones de aguas subterráneas de 40 estaciones de monitoreo y datos sobre la respuesta del subsuelo al agua, notaron que la actividad sísmica era mayor durante el estío.
Al investigar en los registros desde 1604 y hasta 2018, encontraron la misma tendencia en los 63 terremotos de magnitud 6 o mayor.
La causa de movimientos telúricos de esta magnitud se asocia generalmente a movimientos de las placas tectónicas en que está dividida la corteza terrestre.
Sin embargo, en este caso su origen se debe a los cambios en consistencia, elasticidad y resistencia de las capas superficiales, a consecuencia de la gran cantidad de agua de lluvia.
Taiwán se encuentra en el límite de la placa del mar de Filipinas, que está chocando con la placa Euroasiática a una velocidad de 85 a 90 milímetros por año.
Y tiene cerca de un terremoto de magnitud superior a 6 por año y fuertes precipitaciones estacionales de más de 2 mil milímetros anuales.
Este estudio publicado ayer en la revista Science Advances, no solo abre nuevas líneas de investigación sismológica, también tendrá influencia en las políticas de Protección Civil de una de las zonas más pobladas del planeta.