Un equipo de paleontólogos y arqueólogos analizó los daños en los cráneos de gliptodontes, los armadillos gigantes que vivieron hace más de 15 mil años, hallados en la actual Venezuela y concluyó que fueron provocados por seres humanos que usaban herramientas de piedra o palos de madera, según un estudio publicado en Swiss Journal of Paleontology.
A diferencia de los armadillos modernos que no superan los 80 kilogramos, los científicos han estimado que los gliptodontes pesaban entre 350 y 380 kilogramos, de los cuales aproximadamente de 150 a 170 kilos eran grasa y músculos. Sin embargo, al igual que sus parientes actuales, vivían solo en América del Sur y del Norte.
Estos mamíferos herbívoros lentos e inofensivos aparecieron en el Plioceno, eran abundantes durante el Pleistoceno y se calcula que se extinguieron hace unos 11.700 años.
Según los últimos hallazgos, los expertos creen que los humanos prehistóricos estuvieron involucrados en su extinción. Además, señalan que esta es una de las pocas evidencias de interacciones entre el hombre y los gliptodontes fuera de la región patagónica.
Así, los investigadores estudiaron con la ayuda de una tomografía computarizada seis cráneos de gliptodontes hallados en los sitios arqueológicos de Venezuela: un cráneo de Muaco y cinco de Taima-Taima, que datan entre 19810-17420 a. C. y de 17300-15780 a. C., respectivamente.
En cuatro cráneos, los científicos encontraron daños en la región de lóbulo parietal y nasal, zona en la que el caparazón de la cabeza era bastante fino. Los restos muestran un patrón consistente de ruptura en esa área y estos mismos cráneos no presentan rupturas en otras partes igualmente frágiles que normalmente se verían afectadas por efectos mecánicos ‘post mortem’ y durante el proceso de fosilización. La falta de mandíbulas inferiores asociadas en excelente conservación también demuestra que la muerte de estos animales fue violenta.