La presencia de nubes de hielo a gran altitud podrían haber mantenido a Marte lo suficientemente caliente como para que hubiera ríos y lagos.
Es la conclusión de un nuevo estudio publicado en PNAS por el científico planetario Edwin Kite, de la Universidad de Chicago, profesor adjunto de ciencias geofísicas y experto en climas de otros mundos.
Uno de los grandes misterios de la ciencia espacial moderna se resume claramente en la vista que ofrece la nave Perseverance de la NASA, que acaba de aterrizar en Marte, hoy un planeta desértico y; sin embargo, el rover está posado justo al lado de un antiguo delta fluvial.
Esta aparente contradicción ha desconcertado a los científicos durante décadas, sobre todo porque en la misma época en que Marte tenía ríos caudalosos, recibía menos de un tercio de la luz solar de la que disfrutamos en la Tierra.
Kite ha utilizado un modelo informático para proponer una explicación prometedora: Marte podría haber tenido una fina capa de nubes heladas a gran altura que causaron un efecto invernadero.
Ha habido una vergonzosa desconexión entre nuestras pruebas y nuestra capacidad para explicarlas en términos de física y química. Esta hipótesis contribuye en gran medida a cerrar esa brecha”, comentó Edwin Kite.
De las múltiples explicaciones que los científicos habían propuesto anteriormente, ninguna ha funcionado del todo.
Por ejemplo, algunos sugirieron que la colisión de un enorme asteroide podría haber liberado suficiente energía cinética para calentar el planeta.
Pero otros cálculos mostraban que este efecto sólo duraría uno o dos años y las huellas de los antiguos ríos y lagos muestran que el calentamiento probablemente persistió durante al menos cientos de años.
Kite y sus colegas quisieron revisar una explicación alternativa.
Las nubes de gran altura, como los cirros en la Tierra. Incluso una pequeña cantidad de nubes en la atmósfera puede aumentar significativamente la temperatura de un planeta, un efecto invernadero similar al del dióxido de carbono en la atmósfera.
La idea se había propuesto por primera vez en 2013, pero se había dejado de lado.
Se argumentó que sólo funcionaría si las nubes tenían propiedades inverosímiles. Por ejemplo, los modelos sugerían que el agua tendría que permanecer mucho tiempo en la atmósfera mucho más de lo que suele hacer en la Tierra, por lo que toda la perspectiva parecía improbable”, indicó Edwin Kite.
Utilizando un modelo 3D de la atmósfera del planeta, Kite y su equipo se pusieron a trabajar.
La pieza que faltaba era la cantidad de hielo en el suelo.
Si el hielo cubriera gran parte de Marte, se crearía una humedad en la superficie que favorecería las nubes de baja altitud, que no se cree que calienten mucho los planetas o incluso pueden enfriarlos, porque las nubes reflejan la luz solar fuera del planeta.