Ciencia

Científicos descubren nuevas revelaciones sobre las tormentas solares

La llamarada solar más potente jamás registrada fue la del 4 de noviembre de 2003, sin que causara afectaciones graves en la Tierra

Las explosiones solares se encuentran entre los fenómenos más violentos de nuestro sistema solar, se trata de inmensas llamaradas de plasma a millones de grados Centígrados que expulsan partículas al Espacio; sin embargo, a pesar de su inmensa energía equivalente a 100 mil millones de bombas atómicas, se desconoce cómo pueden expulsar partículas a una velocidad tal que recorren los casi 150 millones de kilómetros hasta la Tierra en menos de una hora a una velocidad relativamente cercana a la de la luz, que recorre la misma distancia en ocho minutos.

Estas explosiones o llamaradas son el origen del viento solar, un flujo constante de partículas electromagnéticas provenientes del Sol, pero algunas explosiones se dan en mayor cantidad y de forma más intensa formando lo que se conoce como tormentas solares, algunas de las cuales llegan a afectar equipos eléctricos y electrónicos.

En 1989, una de estas tormentas detuvo la hidroeléctrica de Quebecq causando un apagón de varias horas.

Ahora, en un estudio publicado en la revista Nature, por Bin Chen, Gregory Fleishman y Gelu Nita, del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey encontró una zona en estas llamaradas que latiguea las partículas y las lleva a alcanzar velocidades cercanas a la luz.

Los investigadores analizaron imágenes tomadas por el radio observatorio de radiación solar del Valle de Owen en 2017, revisaron imágenes térmicas del plasma de las explosiones, a cada fracción de segundo.

Y encontraron una región con un volumen mayor al de nuestro planeta, donde se generaba un misterioso agujero térmico.

Se trata de una zona fría, en comparación con el resto de la explosión, en donde las partículas  son aceleradas y lanzadas al espacio, al parecer en esta región la energía solar se transforma rápidamente  en un empuje hacia las partículas que salen disparadas a gran velocidad, hasta ahora la llamarada solar más potente jamás registrada fue la del 4 de noviembre de 2003, sin que causara afectaciones graves en la tierra.

Así, ahora, en caso de un apagón masivo y global, al menos sabremos cómo llegó tan rápido la oleada de partículas que nos regresará al siglo XIX en tan sólo un instante.

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