COVID-19 es un virus altamente contagioso que se transmite principalmente a través de gotitas en el aire y que se caracteriza por un amplio espectro de daños en diferentes órganos vitales, incluidos los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos, el sistema nervioso central y el intestino.
Todas las diferentes variantes del Sars Cov-2 identificadas hasta ahora comparten el mismo mecanismo de infección mediado por la interacción de su glicoproteína de pico.
Ahora, una nueva estrategia para detener la infección y su rápida propagación entre las células surge de un trabajo conjunto entre el Instituto Italiano de Tecnología, la Scuola Superiore Sant’Anna y la Universidad de Milán, que acaba de ser publicado en la revista Pharmacological Research.
Propagación entre células
Los efectos pueden ser realmente importantes, ya que podrían conducir a experimentar nuevos tratamientos y, por lo tanto, si avanzan las investigaciones, representar un substituto para las vacunas de anticuerpos monoclonales con un fármaco que podría tomarse en cualquier estadio de la enfermedad.
El grupo de investigadores desarrollo una tecnología precisa que evita la entrada del Sars Cov-2 dentro del cuerpo.
Ya se ha registrado una patente en Italia.
Los tres grupos de investigación cambiaron su enfoque de las características del virus a las características de la célula humana objetivo.
Paolo Ciana, profesor de Farmacología en la Universidad de Milán, Vincenzo Lionetti, profesor de Anestesiología en la Scuola Superiore Sant’Anna y Angelo Reggiani, investigador de Farmacología del Instituto Italiano de Tecnología comenzaron una investigación utilizando estrategias de pensamiento lateral.
Para poder infectar, el Sars Con-2 debe unirse a una proteína situada en el exterior de la célula huésped.
Esta proteína, llamada ACE2, actúa como receptor del virus y es la que permite su entrada a la célula.
Se preguntaron si cabría la posibilidad de bloquear el avance de la infección por alguna variante del Sars Cov-2, ocultando esa parte del receptor ACE2, un aminoácido llamado K353, sobre el que el virus se sirve para ingresar en las células del cuerpo.