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Ciudad china usa reconocimiento facial contra COVID-19

Una pequeña ciudad china fronteriza con Birmania ha comenzado a utilizar cámaras de reconocimiento facial para controlar los movimientos de los residentes y erradicar así cualquier brote de COVID-19.

Las cámaras de vigilancia ya están omnipresentes en los espacios públicos de China, donde las metrópolis son en general seguras y los actos de violencia contra las personas son poco frecuentes.

Las nuevas tecnologías también se usan en la lucha contra el coronavirus, con la puesta en marcha desde principios de 2020 de las aplicaciones móviles de seguimiento de los desplazamientos.

Pero, las autoridades nunca han informado oficialmente del uso de las cámaras de reconocimiento facial para controlar movimientos y el estado de salud de la gente, cuando entran o salen de ciertas zonas de una ciudad.

Es lo que está ocurriendo en Ruili, una urbe cercana a la frontera con Birmania y donde se han detectado 115 casos de coronavirus en diez días, algunos de ellos de la variante Delta.

Entre los contagiados hay muchos birmanos, a pesar del teórico cierre de fronteras.

Esta situación preocupante a las autoridades chinas, puesto que Birmania es uno de los países del mundo donde la propagación de la epidemia se ha acelerado más en las últimas semanas.

Además, Birmania ha sufrido graves disturbios desde el golpe militar el pasado 1 de febrero, un factor que podría empujar a los birmanos a cruzar las fronteras para huir de los combates.

Con el nuevo dispositivo, cualquier persona que quiera entrar o salir de un área residencial, supermercado o de cualquier otra zona muy frecuentada de Ruili tendrá que dejar que su rostro sea escaneado por una cámara, indicando las autoridades.

Los datos están asociados a un código QR único que permitirá vigilar de manera automática los desplazamientos de una persona. Los dispositivos de reconocimiento facial, que gestionan las autoridades locales, también son capaces de tomar la temperatura de las personas, según la radio nacional CNR.

El uso de esta tecnología y la omnipresencia de la vigilancia en China genera críticas por parte de grupos de derechos humanos que consideran que invaden la vida privada de los ciudadanos.

China notificó este martes 29 nuevos casos por COVID-19, incluidos 27 de los llamados “importados”, es decir, debido a personas que vienen del extranjero y se encuentran en cuarentena en un hospital.

 

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