¿Cómo explicar con ciencia la felicidad?
Las emociones universales son parte de la evolución del humano y en su mayoría se alojan en el sistema límbico del cerebro, una parte primitiva que ayuda leer el ambiente y reaccionar en consecuencia, así lo detalló María Emilia Bayer, maestra en Filosofía, con especialidad en Comunicación Científica de la UNAM.
En una conferencia sobre la Ciencia de la Felicidad y cómo el cerebro reacciona a los estímulos externos y su funcionamiento interno, la especialista afirmó que este sistema de emociones salvó la vida durante el desarrollo de la especie.
El enojo, la felicidad, el miedo y la tristeza son parte de las emociones universales. Estas emociones han evolucionado junto con nosotros para la supervivencia, existe una base biológica que nos hace reaccionar con emociones determinadas que se relacionan con los estímulos que recibimos del mundo.
Biológica y anatómicamente aprendimos a expresar emociones desde el nacimiento. Uno de los ejemplos son los bebé que claramente podemos identificar si está enojado, contento o asustado. A pesar de que el pequeño nunca ha recibido información de cómo comunicar estos sentimientos, biológicamente sabe expresarlos para que cualquiera pueda comprenderlos.
Cuando el cerebro funciona saludablemente recibe o entiende señales positivas y eso da pie a la felicidad, pero no todo en el mundo es feliz. El cerebro es el lector del mundo y tiene que actuar en consecuencia con los estímulos negativos para tratar de aquilatarlos. Hay que entender que existe un problema y resolverlo para tender a la felicidad”, explicó la maestra Emilia.
Dentro de las ciencias sociales señalan que es importante tratar de recibir estímulos positivos en vez de transformarlos a mensajes negativos para acercarnos a la felicidad; es decir, no ser una persona pesimista.
“La felicidad se aloja específicamente en el circuito del placer y recompensa. Es ahí donde se liberan sustancias químicas que forman el coctel de la felicidad y se puede estudiar gracias a las resonancias magnéticas. Las neuronas se comunican de manera eléctrica o con mensajeros químicos como los neurotransmisores. La felicidad tiene cuatro mensajeros de orden químico. La dopamina, oxitocina, serotonina y endorfina”, precisó.
La dopamina se libera cuando recibimos premios, visitas inesperadas y logros, pero por sí sola no podría dar felicidad, ya que la inmediatez de la descarga se esfuma con una carcajada, es ahí donde entra la serotonina que da la sensación de tranquilidad y prolonga el efecto de la dopamina, esta se produce también durante las horas de sueño.
La oxitocina es la sustancia que nos pone en el estado de apego y cariño, sería el químico de los enamorados y el último neurotransmisor es la endorfina, conocida como los opiáceos interiores, esta se libera para combatir la sensación de dolor y cuando se termina el dolor inicia la felicidad.
Estos cuatro componentes conforman la felicidad. Es importante entender que la felicidad no significa solamente reír, sino también sentir paz, tranquilidad y cariño.
A veces las depresiones llegan porque alguna de estas sustancias no se está fabricando de manera suficiente y nos hace sentir tristes. La felicidad es un coctel compuesto por muchos neurotransmisores que evalúan lo que está pasando según los estímulos externos, pero si alguna de estas sustancias no está llegando de manera adecuada pueden existir problemas depresivos, por más que todo el mundo externo esté bien”, indicó María Emilia Bayer.
Existen estudios que evalúan la “felicidad interna bruta” de los países. En esos estudios, Finlandia ocupa el primer lugar de ciudadanos felices; mientras que México está en lugar 24 por cuestiones del orden social, ya que lo que se evalúa en la capacidad de los ciudadanos para sentirse libres, tener con quien contar, honestidad en lugar de corrupción y el ingreso per cápita.
“La felicidad también tienen enemigos que hacen que el cerebro de paso a otros estímulos. Las falsas expectativas, la mala lectura de los estímulos externos y la envidia son los grandes enemigos. Estudios de orden sociológico señalan que cuando nos comparamos y vemos que salimos perdiendo la felicidad se extingue. Esos mecanismos sostienen a la publicidad, ya que relaciona la felicidad con modelos, productos, belleza, juventud y condiciones socioeconómicas que son insaciables para nosotros”, concluyó María Emilia.
La maestra dio algunos consejos para ser felices. Uno de ellos es llevar un pequeño diario en el que apuntemos los momentos que se disfrutaron durante el día, así llegar la hora de dormir se pueden leer y descansar con la historia más amable de nuestros días.
También habló del “frasco del agradecimiento” que consiste en escribir en un papelito algo que uno agradezca al final del día y guardarlo en un envase. Así cuando las cosas no estén bien se puede consultar ese frasco y nos daremos cuenta que hemos sido más afortunados de los que a veces pensamos.
Algunos consejos científicos para acercarnos a la felicidad son hacer ejercicio, ya que libera endorfinas. Ser generosos es fundamental para sentirse felices y aclaró que dormir poco o mal, daña al cerebro de manera grave para la liberación de neurotransmisores.
También conocer qué nos gustaría y buscarlo activamente sin crear falsas expectativas, es parte de una buena lectura de los estímulos externos. Tener una vida social agradable, sentirnos libres y seguros es necesario para acceder a la felicidad y la tranquilidad según estudios científicos de diferentes universidades.