Al recién fallecido Mario Molina se le puede recordar con cariño, entre otras cosas, por ayudar a restituir la capa de ozono. El doctor Molina transformó “literalmente” nuestro mundo.
- En los años 70, la sociedad se preguntaba si la industria tenía un impacto severo en el ambiente, sobre todo, el uso de ciertas sustancias.
En 1974, Mario Molina y el estadunidense Sherwood Rowland publicaron en “Nature” un artículo sobre los clorofluorocarbonos, los CFC’S, compuestos creados en los años 20 y que no existían en la naturaleza.
Concluyeron que los CFC’S eran gases persistentes que se acumulaban a 30 kilómetros del suelo, en la capa de ozono de la estratósfera.
Descubrieron así que los CFC’S y otras sustancias, generaban reacciones que destruían en cadena la capa de ozono, un hecho muy grave.
La capa de ozono ha permitido la evolución de la vida en el planeta y evita el ingreso directo de la radiación ultravioleta. De continuar el agotamiento de la capa de ozono, afectaría la salud humana, con más casos de cáncer de piel.
- La investigación de Molina y Roland se comprobó diez años después, en 1985, con una serie de monitoreos y experimentos.
Hecho causó revuelo y motivó en 1987 el protocolo de Montreal, ratificado a la fecha por 197 países.
Propició así un cambio en la industria. En el mundo se sustituyó el empleo de CFC’S y otras sustancias agotadoras del ozono, en productos de limpieza, aerosoles, desodorantes y componentes de refrigeración. Hoy el mundo ha eliminado 98% de esas sustancias.
En 2018 la Nasa demostró que esa disminución mejoró la capa de ozono, que ahora se degrada 20% menos que hace tres décadas.
Mario Molina recibió en 1995 el premio Nobel de Química, junto con Sherwood Roland y Paul Crutzen.
Trabajando todos juntos, que sí podemos enfrentar el problema del cambio climático”, dijo Mario Molina.