Susan Anenberg y su equipo de investigadores de la universidad George Washington, calculan que 1.85 millones de nuevos casos de asma infantil en 2019, se relacionaron con la exposición al dióxido de nitrógeno, generado por vehículos diésel, lo que representa 8.5% de todos los casos nuevos en el mundo, un porcentaje menor a los años anteriores.
Esta disminución se atribuye a las nuevas restricciones legales sobre combustibles en los países más ricos, en donde los casos han disminuido 40%.
Sin embargo, son las ciudades y los países más pobres los que ahora acaparan los casos. Alrededor de dos tercios de los pacientes de asma vinculados con el dióxido de nitrógeno, están en las zonas urbanas de Asía y África Subsahariana. Mientras que las naciones de altos ingresos vieron disminuir la incidencia en 41%.
Los investigadores usaron datos satelitales y de uso del suelo para cartografiar los niveles medios anuales de dióxido de nitrógeno, en cuadrantes de un kilómetro a nivel mundial, y relacionaron con los resultados de 20 estudios epidemiológicos de asma infantil.
Investigaciones previas del mismo equipo indicaban que este tipo de compuestos estarían relacionados con casi 40 mil muertes prematuras anuales en el mundo, como parte de los casi 4 millones de muertes atribuidas a la contaminación atmosférica en general, por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un análisis de 2017 sobre 30 estudios de emisiones de vehículos en condiciones reales de conducción, en todo el mundo, encontró que 11 mil 500 de las 28 mil 500 muertes anuales en Europa eran atribuida al dióxido de nitrógeno del diésel. Tras los cambios legales la cifra ha disminuido desde entonces. Aun así, se calcula que en 23 años el diésel vehicular causará casi 200 mil muertes prematuras cada año.