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Cráter en el ecuador de Titán, destino para la misión Dragonfly

Un cráter de impacto de 90 kilómetros de diámetro ha sido recomendado como lugar de aterrizaje en la luna Titán de Saturno para la misión Dragonfly de la NASA, cuyo lanzamiento se espera en 2027.

Hay pruebas de la presencia pasada de compuestos orgánicos y agua líquida en el cráter, denominado Selk en honor a la diosa egipcia del conocimiento.

Un campo de dunas al sur de este cráter al norte del ecuador de Titán es el punto idóneo de llegada.

Dragonfly es un módulo de aterrizaje, pero también aprovecha la gravedad relativamente baja de Titán y la alta presión atmosférica para volar como un dron, buscando nuevos objetivos y explorando una amplia variedad de destinos en el transcurso de la misión. 

Esta habilidad única permitirá estudiar diversos paisajes en un área que posiblemente cubra cientos de millas, investigar las vías de la química prebiótica, analizar la habitabilidad y la búsqueda de firmas biológicas.

Para proponer esta misión al altamente competitivo Programa Nuevas Fronteras de la NASA, los científicos e ingenieros realizaron los primeros estudios sobre dónde podría aterrizar Dragonfly y qué ubicación se adaptaría mejor a sus objetivos científicos.

Como cualquier misión de aterrizaje a una superficie planetaria, la seguridad es la primera consideración para reducir los lugares de aterrizaje.

A mediados de la década de 2030, la hora de llegada prevista para la misión, el hemisferio norte de Titán se alejará de la Tierra y el Sol.

Dado que Dragonfly depende de una línea de visión directa para la comunicación y la NASA requiere un seguimiento activo durante la fase de entrada, descenso y aterrizaje de la nave espacial, esta misión no puede enviarse a los intrigantes mares de metano en el polo norte de Titán.

En cambio, los campos de dunas cerca del ecuador constituyen otro objetivo enigmático en Titán, donde la composición de la arena orgánica y su origen aún no se comprenden bien.

Para evitar la necesidad de propulsor adicional, la nave espacial se acercará sigilosamente a Titán y usará un escudo para reducir la velocidad en la atmósfera espesa de Titán.

Suponiendo que Dragonfly entra en el mismo ángulo de 65 grados que la sonda Huygens, estas limitaciones reducen aún más los posibles sitios de aterrizaje en Titán a una “región objetivo viable” en forma de rosquilla.

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