Antes de Zeus y el Olimpo, en la mitología griega, los Titanes eran una raza de poderosas deidades gobernadas por Cronos. Evocar a los Titanes ha sido asociado con poca fortuna para las empresas que buscan su protección divina.
En relación con el Titanic y el posible naufragio del Titán, es importante aclarar que el Titán es una obra de ficción mencionada en un libro titulado “Futility, or the Wreck of the Titan” escrito por Morgan Robertson en 1898, que guarda ciertas similitudes con el trágico hundimiento del Titanic ocurrido en 1912. No existe evidencia de que haya un naufragio real del Titán.
El sumergible Titan, junto con los restos del Titanic que intentaba explorar, se encuentran en condiciones que nos hacen imaginar más un escenario de otro mundo.
El pecio del ya mítico Titanic, que se hundió en abril de 1912 en el Atlántico Norte tras colisionar con un iceberg, fue localizado en 1985 por el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard, a una profundidad de 3,784 metros y a 640 kilómetros de las costas de Terranova, Canadá. Esta profundidad es casi 20 veces la altura de la Torre Mítikah y marca el inicio del fondo marino, la zona abisal, que es básicamente un desierto gélido a presiones extremas, capaces de comprimir como una lata a un tanque de guerra, con una presión de un kilogramo por centímetro cuadrado.
A medida que se desciende, la cantidad de agua por encima aumenta y, con ella, la presión que ejerce sobre cualquier objeto. A una atmósfera por cada 10 metros de profundidad, lo que significa que a 3,784 metros donde yacen el Titanic y posiblemente ahora el Titán, la presión es 379 veces mayor que la presión en la superficie.
La luminosidad se pierde a los 200 metros y al llegar a los mil metros, la oscuridad es total. A la profundidad en la que yace el Titanic y tal vez el Titán, la temperatura es mucho más baja que la de cualquier refrigerador casero, alcanzando los -10 grados Celsius, y los niveles de oxígeno son bajos, lo que hace poco común encontrar seres vivos.
En estas profundidades, se pueden encontrar medusas, algunos peces extravagantes y crustáceos con inusuales adaptaciones anatómicas y fisiológicas.
A pesar de estas condiciones extremas, los restos del Titanic han sido visitados por numerosas expediciones, entre ellas 33 veces por el director de cine James Cameron. Por lo tanto, los problemas del Titán se relacionan más con su historia llena de inexactitudes, contradicciones e imprecisiones, y la falta de rigor, que con las posibilidades tecnológicas. Lamentablemente, las consecuencias ahora yacen a 4 kilómetros bajo la superficie, junto al que fue el mayor barco de pasajeros en el que murieron 1,496 personas hace 111 años.