Migrantes que caminan por el desierto sometidos a altas temperaturas, alpinistas que soportan frío intenso, o indigentes que duermen en las calles, son ejemplos de la resistencia del cuerpo humano a temperaturas extremas.
El ser humano se ha adaptado a vivir en estos ambientes en diversos lugares del mundo. Para soportarlos lleva a cabo adecuaciones en sus viviendas, lugares de trabajo, alimentación, vestimenta y hábitos de vida; sin embargo, el cuerpo tiene una tolerancia que, en ocasiones, se puede rebasar.
En general en calor sabemos que se pueden resistir temperaturas de hasta 60 grados con mucho riesgo para la vida. Se puede resistir un tiempo que varía dependiendo de la humedad del ambiente, pues lo que causa los choques de calor no es la temperatura incrementada, sino la deshidratación”, explicó José Israel León Pedroza, académico del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Relató que a partir de algunos experimentos crueles y antiéticos de la Alemania nazi, se sabe que en frío se puede resistir hasta menos 30 grados durante aproximadamente 30 minutos.
Hay congelamiento a diferentes temperaturas y las personas se pueden recuperar, pero por debajo de 30 grados se presenta la muerte”, puntualizó.
Regulación de temperatura corporal
León Pedroza expuso que el cuerpo humano genera una regulación autónoma de su propia temperatura. Sin embargo, puede presentarse el fallecimiento por frío o calor.
Tenemos unas estructuras basadas en los vasos sanguíneos que nos permiten regular nuestro calor, podemos mantener nuestra temperatura porque somos organismos eutérmicos. Pero cuando no podemos controlar esto porque tenemos temperaturas extremas, nuestra temperatura corporal empieza a subir, como si tuviéramos fiebre”.
El experto argumentó que a partir de 40 grados de temperatura interna es cuando fallan varias proteínas del cuerpo, incluidas las respiratorias y las cerebrales; eso genera un daño permanente, inclusive la muerte.
José Israel León se refirió también al deceso por frío, el cual sobreviene por la falta de circulación, que baja hasta detenerse el corazón. “Se disminuyen tanto los procesos metabólicos, que se llega al paro cardiorrespiratorio y el daño se vuelve irreversible”.
En el caso de la muerte por calor, dijo, depende de la humedad ambiental, ya que si la hay se pueden soportar altas temperaturas de 40 a 45 grados por algunas horas. “Pero cuando se entra a un sauna se soportan hasta 60 grados, sin un daño específico debido a la humedad”, ejemplificó.
León detalló que un golpe de calor aumenta la temperatura corporal debido a que, como la exterior es tan alta, no se realizan los mecanismos de regulación del cuerpo y se puede generar insuficiencia cardiaca, o sobrevenir un choque circulatorio con falla cardiaca y de la circulación sistémica.
El experto aseveró que debido a que somos animales eutérmicos, no podemos cambiar nuestra temperatura fuera de ciertos rangos restringidos, por lo que es fundamental mantenerla en los niveles adecuados.
Todos nuestros procesos químicos son funcionales cuando tenemos una cierta temperatura, pues las reacciones químicas dependen de la temperatura. En general, con el frío las reacciones se alentan y con el calor, aumentan”, puntualizó León Pedroza.