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Despega con éxito la misión Proba-3, capaz de simular eclipses solares

La misión Proba-3 tiene la capacidad de generar eclipses solares artificiales en órbita, lo que permitirá estudiar la corona solar.

Una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) Proba-3, integrada por dos satélites, despegó a bordo de un cohete indio para observar las sondas Solar Orbiter y Parker Solar Probe.

Los dos satélites abandonaron la Tierra a bordo de una lanzadera desde el centro espacial Satish Dhawan, cerca de Chennai, en el sur de la India, según una retransmisión en directo de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO).

En su cuenta de X, ISRO destacó que el cohete PSLV-C59 “logró despegar rumbo al cielo. Es un momento de orgullo para la actividad espacial india”.

“Una vez en órbita, los dos satélites de Proba-3 permitirán observar de forma continua la tenue atmósfera que rodea al Sol, conocida como corona, la cual hasta ahora solo es visible durante breves momentos en los eclipses solares terrestres“, explicó la ESA en su sitio web.

Cabe destacar que Proba-3 tiene la capacidad de generar eclipses solares artificiales en órbita. Estas observaciones permitirán estudiar la corona solar que, aunque más extensa que el propio Sol, emite muy poca luz, lo que dificulta su observación desde la Tierra o incluso desde satélites cercanos al Sol.

Sin embargo, al generar un eclipse artificial mediante el vuelo de los satélites en formación, Proba-3 podrá ofrecer vistas prolongadas y detalladas de esta área.

“Ahora empieza realmente el trabajo duro, porque para lograr los objetivos de la misión Proba-3, los dos satélites tienen que lograr una precisión de posicionamiento del grosor de una uña estando situados a un campo y medio de futbol de distancia”, aseguró el responsable de la misión, Damien Galano.

¿Cómo lograrán observar la corona solar?

Para lograr su objetivo, los dos artefactos espaciales, denominados Coronagraph Occulter, se alinearán de tal manera que uno proyectará su sombra sobre el otro, utilizando en el espacio el principio del coronógrafo.

En este sentido, la mayor dificultad técnica del proyecto radica en la autonomía del par de sistemas: cada uno actuará de manera independiente, calculando su posición y trayectoria con respecto a su homólogo, sin el apoyo de un operador humano.

Equipado con un gran escudo de 1.40 metros de diámetro, el primer satélite desempeñará el papel de la Luna, ocultando el astro solar, mientras que el Coronagraph alojará el coronógrafo de la misión, instrumento que apuntará directamente al Sol, lo que permitirá observar la corona solar en la penumbra creada por el ocultador.

La operación requerirá una precisión nunca antes alcanzada en este tipo de ejercicio de vuelo en formación, apenas a una distancia de 144 metros uno del otro.

Los dos satélites, que completarán una órbita altamente elíptica alrededor de la Tierra en 18 horas, alcanzarán hasta 60 mil kilómetros de altitud y trabajarán de forma automática durante dos años.

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