Un grupo ecologista trataba de salvar a una gran manada de ballenas que se quedaron varadas en unas aguas poco profundas frente a la Península de Coromandel, en Nueva Zelanda.
Fueron avistadas unas 40 ballenas y desgraciadamente 25 se quedaron varadas”, indicó el portavoz del grupo ecologista Project Jonah.
El director de Project Jonah, Darren Grover, explicó a los periodistas que estaban intentado mantener a las ballenas frías y en buena salud y que intentarían reflotarlas por la noche, con la marea alta.
Las ballenas piloto, que pueden llegar a tener más de seis metros de largo, suelen quedarse varadas y más de 376 de ellas murieron de ese modo en Australia el mes pasado.
El Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda explicó en su página Facebook que los expertos, junto a brigadas de bomberos y pobladores de la zona intentan mantener a las ballenas piloto varadas hidratadas hasta la noche, cuando suba la marea.
El resto de los ejemplares ya se encuentra mar adentro, de acuerdo a la fuente oficial.
El mayor varamiento registrado en el mundo ocurrió en 1918 cuando unas mil ballenas piloto se quedaron atrapadas en las islas Chatham, en el sureste de Nueva Zelanda.
Los científicos aún no han podido explicar por qué en ocasiones las ballenas se desvían de sus rutas y se quedan varadas en aguas de poca profundidad, aunque se baraja la posibilidad de que se extravíen atraídas por contaminación de ruido o guiadas por un cabeza de grupo desorientado.