Alga cochayuyo deshidratada, puré de papas instantáneo y agua caliente son los ingredientes necesarios para el nutritivo menú de la comida impresa en 3D que en Chile busca revolucionar el mercado alimenticio, principalmente destinado a niños.
Con una impresora de comida 3D y una vuelta de tuerca al consumo de cochayuyo, un alga típica de Chile, Nueva Zelanda y océano Atlántico sur, el profesor de la Universidad de Chile Roberto Lemus y varios estudiantes consiguieron crear figuras comestibles nutritivas y apetecibles para las y los niños.
“Uno va buscando figuras distintas, figuras divertidas, figuras que puedan ser consumidas desde el punto de vista de alimentos organolépticos, visual, los colores, el gusto, los sabores, los olores”, explicó el académico Lemus.
Lemus enfatizó que principalmente se enfocan en el aporte nutricional. “El producto tiene que ser altamente nutritivo para las personas, pero también tiene que ser rico”, afirmó.
Figuras de la serie Pokémon, animales o cualquier patrón que se imagine se introducen en la impresora 3D junto a la mezcla gelatinosa para tener un alimento impreso en siete minutos. Las impresoras de comida 3D son costosas, de 4 mil hasta más de 10 mil dólares, pero Lemus espera que a medida que avance la tecnología se vaya reduciendo su costo y llegue a más gente.
La tecnología se desarrolla en el ámbito culinario en decenas de países y las impresoras de comida 3D se utilizan para diseñar dulces, pasta, frutas y otros alimentos. Ya la NASA la probó en 2013 con la idea de facilitar la creación y la variedad de alimentos para los astronautas en el espacio.