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Estudio revela desarrollo biológico de trompas de elefantes

Las navajas suizas, esas pequeñas piezas de ingeniería que guardan multitud de herramientas, tienen un inesperado equivalente en la naturaleza, como lo es la trompa de elefante.

 

Lo mismo puede aventar el tronco de un árbol que tomar con delicadeza y precisión una flor.

 

Una estructura anatómica única, carente de huesos y estructuras de soporte, es una maravilla biológica. Un apéndice usado para respirar, manipular objetos, golpear, almacenar agua, rociarla, olfatear con más precisión que un perro y comunicarse barritando, ese sonido único de los paquidermos.

 

Andrew Shultz y un equipo de la escuela de Ingeniería Mecánica del Insittuto Tecnológico de Atlanta, publicaron ayer miércoles en la revista de la Royal Society, un estudio sobre cómo los elefantes pueden utilizar sus trompas para agarrar alimentos succionando, una conducta que antes se pensaba exclusiva de los peces.

 

Los investigadores trabajaron con Kelly, una elefanta de 34 años, del zoológico de Atlanta, para estudiar cómo tomaba objetos. Algunas veces lo hacía como si fuera una mano y otras como una ventosa, succionando la superficie de lo que agarraba.

 

A pesar de su popularidad entre los científicos, aún existen numerosas interrogantes sobre la biomecánica de las trompas de elefante, los conductos nasales, el control nervioso de una estructura mucho más compleja de lo imaginado.

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