Ciencia

Europa padece fenómeno meteorológico llamado Gota fría

La baja presión llamada "Gota fría" se debe a una abrupta interrupción de los vientos que llegan del oeste y que forman una zona baja de presión de hasta mil kilómetros de diámetro alrededor de un centro.

El evento que vivieron ingleses y galeses en el que observaron cómo pastizales, granjas y casa se consumieron por igual se relaciona con una inusual zona de baja presión llamada “Gota fría”. Ésta se debe a una abrupta interrupción de los vientos que llegan del oeste y que forman una zona baja de presión de hasta mil kilómetros de diámetro alrededor de un centro. 

Las zonas de baja presión tienden a atraer hacia ellas. Desde las áreas bajas de menor densidad hacia las de mayor que se encuentran arriba. En este caso, la zona de baja presión ha estado constantemente atrayendo aire desde el norte de África hacia ella, es decir, está bombardeando aire caliente de África a Europa. 

El investigador del Instituto de Investigación sobre el Impacto Climático, Efi Prouse, publicó en la Revista Nature que en Europa se registraron entre tres y cuatro veces más rápido las olas de calor durante las últimas cuatro décadas.

“Al rededor de 25% de los eventos atmosféricos de este tipo que se dan en Europa se explican por estos cambios en la circulación de los vientos”, señaló.

Si bien existen muchas interrogantes y variables de las que no se sabe su impacto en el clima, el origen de estos veranos cada vez más ardientes que viven las y los europeos, también tienen otras causas. Uno de ello, es el acelerado calentamiento del Ártico.

El Ártico que poco a poco resquebraja el Polo Norte, parece tener cierto influencia a medida que el Ártico se calienta a un ritmo más rápido. La diferencia de temperatura con el Ecuador disminuye provoca menos viento con lo cual el aire caliente se estanca. 

Además, parte del calor en el Ártico se relaciona con la corriente del Golfo, que se origina en las costas de México, desde Tamaulipas hasta Tabaco. Éstas normalmente fluyen por el Atlántico llevando agua tibias hasta Europa, pero ahora, parece desviarse hacia Islandia elevando la temperatura en toda Escandinavia. 

Desde la mortal ola de calor de 2003, se calcula que han ocurrido más de 70 mil muertes en Europa vinculadas a las temperaturas extremas del verano. 

 

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