La
planta de absorción de dióxido de carbono más grande del mundo, comenzó a operar en
Islandia y es capaz de
capturar CO2 del aire para convertirlo en
rocas.
Tenemos un filtro muy selectivo de materiales dentro de los contenedores de nuestro sistema recolector, que es capaz de atrapar las moléculas de CO2 y tan pronto como el filtro está lleno, se cierra. Posteriormente lo calentamos a más de 100 grados Celsius, el CO2 se libera nuevamente y entonces lo extraemos del contenedor”, explicó Lukas Kaufmann, gerente de proyecto, Climeworks.
Es la única en su tipo que opera de manera permanente;
puede aspirar hasta 4 mil toneladas de dióxido de carbono del ambiente cada año.
Para captar el CO2 del aire
utiliza ventiladores que introducen el aire en contenedores recolectores, que permiten separar este gas para posteriormente mezclarlo con agua para inyectarlo en el subsuelo.
El dióxido de carbono se disuelve en agua que pasa a través de estas tuberías para después ser inyectadas dentro de las piedras volcánicas a una profundidad de entre 800 metros y dos kilómetros”, comentó Thomas Ratouis, jefe de Ingeniería, Carbfix.
A esa profundidad, el CO2 queda encapsulado en rocas basálticas. Los defensores de esta técnica llamada
“captura y almacenamiento de carbono” consideran que puede convertirse en una
herramienta en la lucha contra el calentamiento global.
El dióxido de carbono se convertirá en estas rocas, liberará metales y forma de mineral de calcita. Por lo que el dióxido de carbono se ha transformado en una roca”, agregó Thomas Ratouis.
Una de las desventajas de esta tecnología es que aún es costosa y podrían pasar décadas antes de llevarla a una escala suficiente para contribuir a reducir significativamente las emisiones de CO2 en el ambiente.