Ícono del sitio Once Noticias

La mutabilidad de virus hace posible la “zoonosis inversa”

Una de las aventuras epidemiológicas más conocidas es la búsqueda del virus del Ébola, que no solo atacaba las poblaciones humanas,.

Durante las pesquisas se encontraron poblaciones de gorilas y chimpancés arrasadas por ese virus, que ahora se sabe lo transmitían un murciélago migrante.

Los murciélagos son sospechosos de ser el origen de una enorme variedad de enfermedades zoonóticas, las infecciones que pasaron de animales a humanos, entre ellas el actual Sars Cov2.

De momento la evidencia sugiere que el Sars Cov2 se originó en murciélagos herradura, aunque muy posiblemente como parte de un largo peregrinar entre diferentes tipo de animales.

Sin embargo, que el virus regrese de humanos a animales pocas veces lo tenemos en cuenta.

Es claro que ataca a otros primates lo que llevó a inmunizar primero a gorilas y chimpancés de varios zoológicos y luego a vacunaciones en criaderos de laboratorio, zoológicos y Centros de Investigación en Estados Unidos.

Pero, ¿Qué tan real es este riesgo en la naturaleza?

Para evaluarlo Susan Shriner y sus colegas del Centro Nacional para la Investigación de la Vida Silvestre de Estados Unidos, analizaron 385 muestras de sangre recolectadas en ciervos cola blanca entre enero y marzo de 2021 y encontraron que el 40% contenían anticuerpos Sars Cov2, aunque ninguno mostró signos de enfermedad, las infecciones generalizadas en seres humanos y el contacto con fauna silvestre, aumentan la posibilidad de una “Zoonosis Inversa”, es decir, una infección de humanos que pueda provocar una epidemia en animales.

Pero la preocupación no solo es por las poblaciones animales, el virus podría mutar en otra especie y luego regresar a nosotros, incluso después de que la pandemia estuviera controlada.

Salir de la versión móvil