Ciencia

Largoplacismo, filosofía obligada en debates sobre IA

Las ideologías asociadas al largoplacismo, como el transhumanismo, ya ejercen una influencia considerable en el sector tecnológico.

El largoplacismo, filosofía favorita de Silicon Valley, centra los debates sobre la Inteligencia Artificial (IA) en la extinción de la humanidad. Pero sus detractores alertan que desatiende los problemas vinculados a esta nueva tecnología, como el robo de datos o los sesgos de los algoritmos.

El multimillonario Elon Musk y el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, causaron sensación cuando alertaron en una carta abierta de que la IA suponía un riesgo de extinción para la humanidad.

Sus detractores consideraron sin embargo que tenían todas las de ganar al afirmar que sólo sus proyectos podrían salvarnos.

Las ideologías asociadas al largoplacismo, como el transhumanismo (la idea de que los seres humanos puedan ser aumentados con tecnología) o el altruismo eficaz (crear el máximo bienestar posible) ya ejercen una influencia considerable en las universidades anglosajonas y en el sector tecnológico.

FOTOS: PEXELS

Grandes inversores como Peter Thiel y Marc Andreessen empezaron incluso a financiar empresas que buscan prolongar la vida humana.

Pero al mismo tiempo han ido emergiendo críticos de esta corriente marginal, que a grandes rasgos, pone el foco en mejorar el bienestar a largo plazo de la humanidad en lugar de centrarse en los individuos de hoy.

Los detractores del largoplacismo lo tienen claro: ejerce demasiada influencia en los debates públicos y puede llegar a ser peligroso.

Advertencias 

El escritor Emile Torres abrazó esta corriente ideológica en el pasado, pero es ahora uno de sus mayores críticos.

Los adeptos del largoplacismo se proyectan en un futuro lejano en el que miles de millones de humanos viajarán en el espacio para colonizar nuevos planetas.

Sostienen que tenemos el mismo deber con cada uno de estos futuros humanos que con cualquiera de los que viven hoy. Y como son tantos, tienen mucho más peso que los seres actuales. Para Torres, este razonamiento hace que el largoplacismo sea “verdaderamente peligroso”.

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