En días recientes, ha tomado fuerza la versión de una posible cuarta ola de COVID-19, y con ello también recae la atención sobre las llamadas “pastillas antivirales”. Sin embargo,
no se sabe a ciencia cierta si México podría en un futuro acceder a este beneficio, debido a su costo.
Y es que Merck Sharp & Dohme o MSD una de las mayores empresas farmacéuticas del mundo y con sede en Whitehouse Station, Nueva Jersey, dio a conocer, apenas en octubre, que el
molnupiravir, la píldora contra COVID-19 tiene
altas posibilidades de evitar que una persona contagiada llegue a ser hospitalizada. Por lo tanto, su venta cada día está más cerca.
Historia de las píldoras
Haciendo un recuento, todo comenzó cuando MSD, junto con Ridgerback Biotherapeutics, empresa de biotecnología con sede en Miami, desarrolló un anticuerpo parecido contra el ébola. Fue a principios de noviembre, cuando la Agencia Reguladora de Medicamentos de Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés)
aprobó el primer fármaco oral para tratar el COVID-19 sintomática.
De acuerdo con voceros de las farmacéuticas involucradas,
molnupiravir, podrá ser ingerido dos veces al día por aquellas personas que hayan dado positivo en una prueba rápida, y cuya historia clínica, represente un riesgo grave para su salud.
Aunque la pastilla fue desarrollada para tratamiento gripal, fue durante los
ensayos clínicos contra COVID-19, que redujo muertes y hospitalizaciones. Eso resultó una esperanza de vida para millones de enfermos. O como dijo un ministro de salud en Londres,
“es un tratamiento revolucionario para los más vulnerables e inmunodeprimidos”.
Por lo tanto, se espera que en diciembre (época muy fría del año y donde suele haber más enfermos) la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, obtenga el permiso para el uso de emergencia.
La segunda es por Pfizer
La farmacéutica ya desarrolló en
sociedad con BionTech su vacuna contra COVID-19. El objetivo del proceso fue atacar a la enfermedad en etapa temprana para no llegar al hospital.
Pese a estos avances, ninguna de las dos vacunas tiene autorización para su venta comercial. En ese sentido, Merck presiona a la
Agencia Europea de Medicamentos para autorizar su distribución, y venta posterior.
No obstante, aún el entusiasmo por estas pastillas y la posible revolución que provoque en futuro cercano, los expertos aclaran que no son la cura, ni sustituyen a la vacunación. Eso sí, “son un gran apoyo y complemento importante en tratamientos hospitalarios.
Quizá no lleguen a México
El único inconveniente de estas pastillas, según algunos especialistas como el virólogo alemán Félix Drexler, será que no sean tan accesibles a los bolsillos, sobretodo, de los sistemas de salud de Latinoamérica.
“Pfizer y Merck han dicho que un tratamiento con 10 píldoras costará alrededor de 700 dólares, eso es preocupante para el sistema de salud pública de América Latina”, lamentó el médico.