Revelan secreto de las Islas Galápagos para mantener sus hábitats únicos
Científicos dicen haber revelado el misterio de cómo las volcánicas Islas Galápagos, con modesta precipitación y vegetación, pueden mantener sus hábitats únicos de vida silvestre.
El archipiélago de Galápagos, que se eleva desde el Océano Pacífico ecuatorial oriental a unos 900 kilómetros del continente sudamericano, es un punto de acceso biológico icónico y de importancia mundial.
Las islas son famosas por su riqueza única de especies endémicas, que inspiraron la teoría de la evolución de Charles Darwin y hoy sustenta uno de los sitios del Patrimonio Mundial y Reservas Marinas de la UNESCO más grandes de la Tierra.
Los científicos han sabido durante décadas que el ecosistema regional se sustenta en el afloramiento de aguas profundas frías y ricas en nutrientes, que alimentan el crecimiento del fitoplancton sobre el que prospera todo el ecosistema.
Sin embargo, a pesar de su papel fundamental de soporte vital, los factores de control del afloramiento habían permanecido indeterminados antes de este nuevo estudio.
El establecimiento de estos controles y su sensibilidad climática es fundamental para evaluar la resiliencia del ecosistema regional frente al cambio climático moderno.
En esta nueva investigación, publicada en Scientific Reports, científicos de la Universidad de Southampton, el Centro Nacional de Oceanografía y la Universidad San Francisco de Quito en Ecuador utilizaron un modelo informático realista de alta resolución para estudiar la circulación oceánica regional alrededor de las Islas Galápagos.
Este modelo mostró que la intensidad de la surgencia alrededor de las Galápagos es impulsada por los vientos locales hacia el norte, que generan una turbulencia vigorosa en los frentes superiores del océano al oeste de las islas.
Estos frentes son áreas de fuertes contrastes laterales en la temperatura del océano, similares en carácter a los frentes atmosféricos en los mapas meteorológicos, pero mucho más pequeños.
La turbulencia impulsa el afloramiento de aguas profundas hacia la superficie del océano, proporcionando así los nutrientes necesarios para sustentar el ecosistema de Galápagos.