Los ciclones son tormentas giratorias que se originan en los océanos.
Se les llama tropicales porque suceden en los Trópicos de la tierra, las regiones cercanas al Ecuador.
Debido a la inclinación de la Tierra y a sus movimientos, el Sol calienta más estas partes y en consecuencia, el agua de los océanos es más cálida.
Cuando la Tierra rota se provoca un efecto en el viento exterior: se curva.
En la tierra el viento se comporta distinto en el hemisferio norte que en el sur. En el hemisferio norte las tormentas giran en sentido contrario a las manecillas del reloj, mientras que, en el hemisferio sur, la dirección de las tormentas es en el mismo sentido de las manecillas del reloj.
Cuando ocurre este evento generalmente hay lluvias muy intensas y vientos fuertes. De hecho, la velocidad que alcanzan estos vientos en su centro es la característica fundamental para determinar el tipo de ciclón.
Una depresión tropical es cuando la velocidad de los vientos es de 45 a 65 kilómetros por hora (k/h); se le llama tormenta tropical cuando los vientos superan los 65 k/h, en esta etapa es cuando el fenómeno meteorológico recibe un nombre que es determinado por un comité de la organización meteorológica mundial para diferenciarlos.
Se les llama huracán, tifón, o tormenta ciclónica severa cuando la velocidad de los vientos es superior a 119 km/h.
Para medir la fuerza de los huracanes en nuestra región se utiliza la escala Saffir-Simpson que tiene 5 categorías:
- Categoría 1: velocidad de vientos sostenidos entre 119 y 153 k/h.
- Categoría 2: vientos de 154 a 177 k/h.
- Categoría 3: vientos entre 178 y 209 k/h.
- Categoría 4: vientos 210 a 249 k/h.
- Categoría 5, cuando los vientos son superiores a los 252 k/h.
En México, los ciclones ocurren entre los meses de mayo y noviembre.