Sonaban huapangos con enérgico ritmo de cuerdas y palabras, al tiempo que entre el público una mujer lloraba. Es Antonia Vera, originaria de Tepetzintla, al norte de Veracruz, su emoción responde a un recuerdo de la infancia.
“En esos tiempos no había ni agua ni luz, ni nada, pero mi abuela tenía un radio así bien grandote con una pila gigantota y ahí escuchaba los huapangos en un programa en la mañana y otro en la tarde”, explicó la promotora cultural, Antonia Vera.
Mientras su gusto por el huapango crecía, en su pueblo las y los músicos que lo interpretaban cada vez eran menos.
“Yo vi una necesidad en mi pueblo cuando ya no había músicos o se murieron o se retiraron, entonces yo dije: ‘bueno, cómo vamos a estar aquí sin música’”, detalló Vera.
El músico huapanguero, Yunuel Rafael de la Cruz, expresó que Antonia Vera se dio cuenta que en el pueblo se estaba extinguiendo el huapango, o si no extinguiendo, ya que sólo lo escuchaba las personas adultas mayores o que se dedicaban a estar en las cantinas.
Durante tres años, Antonina Verá investigó cómo se hacían en el pasado las fiestas y que sones se tocaban. Primero decidió formar la “Fiesta del huapango” que ya este año cumplió 23 años y después un taller de música que cumplió 15 años hace poco.
En la edición 33 de la “Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil”, le entregaron un reconocimiento por recuperar el huapango en Tepetzintla.
“Ya no faltan músicos, tenemos asegurados otros 50 años de música”, finalizó Vera.