El arte textil conocido como arpillera fue un medio simbólico para denunciar y relatar el proceso social y político en el contexto de la dictadura pinochetista, en Chile.
Fueron creados por madres, hijas y esposas de personas detenidas-desaparecidas y de personas prisioneras políticas. La finalidad fue relatar y denunciar, a través de técnicas de bordados y tela, los distintos atropellos y violaciones a los derechos humanos.
Con el paso del tiempo se han incorporado temas de la vida cotidiana, aunque prevalece la denuncia social.
La literatura afirma que su origen se rastrea en los enormes tapices que hacía la cantautora Violeta Parra. Sus tapices formaron parte de su reconocida obra visual y fueron expuestos en el Museo de Artes Decorativas de París, ubicado en el pabellón Marsan, del Palacio del Louvre, en 1964.
Aunque también se les atribuye a las mujeres de Isla Negra, una localidad pesquera al sur de Valparaíso. Sin embargo, según el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (MMDH) de Santiago, la técnica es lo que las caracteriza y distingue, por ejemplo, tanto Violeta Parra como las mujeres de Isla Negra bordaron sobre telas rústicas.
Por su parte, las mujeres que durante la dictadura hicieron arpilleras utilizaron retazos, desechos de tela y distintos materiales que tenían a la mano; utilizaban la técnica de aplicación, que consiste en utilizar trozos de tejidos que cuando son cosidos añaden texturas y color al diseño y a las superficies. Su finalidad es estética y ahorra trabajo al bordado.
La palabra ‘arpillera’ hace referencia a un tejido que puede ser de yute o estopa. La característica de este material es que es fuerte, basto y áspero, y se usa para empacar mercancías, cubrir bultos o sacos que se almacenan.
Apoyo de las organizaciones eclesiásticas
En su catálogo el MMDH de Santiago, afirma que estas artesanías nacen del espíritu comunitario, después del golpe militar chileno. El gobierno de entonces consideraba a estas artesanías como propaganda subversiva, porque fue una herramienta de denuncia y un testimonio para las mujeres, familiares de personas detenidas y desaparecidas, ya que confeccionaron colectivamente tapices de tela bordadas, que contaban fragmentos de la represión y la problemática que imperaba bajo dicho contexto militar.
Hay que precisar que las arpilleras algunas veces trabajaron en la clandestinidad, sin embargo, los talleres jugaron un papel importante para que su trabajo se extendiera por el país.
Los talleres de arpilleras surgieron bajo el apoyo de las Iglesias chilenas, que jugaron un papel fundamental en la protección y defensa de los derechos humanos. El texto del catálogo del MMDH afirma que, fueron varias las instancias que defendieron los derechos humanos durante el régimen militar, sin embargo, sobresalen los siguientes:
– El Comité de Cooperación para la Paz en Chile (Comité Pro Paz). Funcionó de 1973 hasta 1976. Este Comité apoyó la creación de la Agrupación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, después del golpe. Esta Agrupación es considerada la primera instancia en donde se inició el trabajo de las arpilleras y de talleres.
-La Vicaría de la Solidaridad, reemplazó al Comité Pro Paz, en 1976. Fue un organismo de la Iglesia Católica de Chile que trabajó entre 1976 y 1992. Esta organización apoyó la creación de talleres de arpilleristas, por lo que aumentaron y se extendieron en diferentes comunas en Santiago. Bajo su cobijo continuaron los talleres de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Gracias al apoyo de estas organizaciones las actividades de las arpilleristas no fueron silenciadas por la dictadura y permitió que, con el paso del tiempo, la producción y la comercialización de las arpilleras se volviera una fuente de trabajo para muchas mujeres. También trasgredieron las fronteras y las arpilleras llegaron a otras latitudes.
Estas artesanías disidentes son testimonios de un período doloroso que vivió Chile bajo el contexto de la dictadura militar. En la actualidad, los temas de las arpilleras suelen ser sobre la vida cotidiana. El catálogo del MMDH en Santiago, resguarda arpilleras de Chile y de otras partes del mundo. Otras colecciones se encuentran en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende.