
A punto de cumplir 100 años, la bailarina Elena de la Luz Ramírez Aguirre recibió el máximo galardón que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
“Ella es como una de las guardianas del fandango. En Tlacotalpan todos los niños la adoran. Incluso, cuando la ven ahora, van, se forman para saludarla; lloran”, señaló Nandy Luna, nieta de Ramírez Aguirre.
Es el cariño que se ha ganado una mujer que por más de 80 años compartió su conocimiento del son jarocho en Veracruz.
Nandy Luna, quien recibió el galardón en representación de su abuela, destaca que en Tlacotalpan la llaman cariñosamente “Mamá Elena”, porque le gustaba compartir con las niñas y niños su amor por el son jarocho. Relata que Elena de la luz pasaba por los niños a sus casas, los llevaba a la Casa de la Cultura, compartía con ellos y luego los devolvía a su hogar.
Elena de la Luz Ramírez creció en la tradición del fandango, en una familia de músicos, versadores y bailadores.
“Heredó esta tradición de su abuela. Ella quedó huérfana, entonces su abuela fue quien se encargó de transmitirle esta tradición, el son jarocho”, recordó Nandy.

Y fue esa crianza que le hizo entender el son jarocho como una expresión de gozo en la vida.
“Recuerdo mucho una vez que estaba terminando un fandango como a las cinco de la mañana afuera de su casa, y yo entré a la cocina. Me vio y me dijo: ‘¿cómo te lo pasaste?’ Y yo: ‘muy bien. ¿Viste? Todo eso es tuyo. Todo eso te pertenece. Entonces tienes que seguirlo cultivando’”, puntualizó
Promotora incansable del son jarocho en Tlacotalpan, fue fundadora de la Casa de Cultura local, donde ejerció como profesora de zapateado tradicional.
La Medalla Bellas Artes en Danza 2025 es el emblema de una vida dedicada a preservar esta tradición veracruzana.