Bordando la memoria de víctimas de desaparición y feminicidio se denuncian las historias de violencia que atraviesan América Latina.
Las atrocidades que viven los familiares o los amigos, la gente cercana a un desaparecido o asesinado, son tan grandes y tan terribles que a veces las palabras no son suficientes. Y el tejido, el bordado permite como ese espectro de tiempo en el que una persona puede elaborar un duelo, puede elaborar un discurso, una narrativa sobre lo que sucedió’’, consideró la curadora Mariana Rivera.
Alrededor de 73 textiles resguardan los testimonios de interminables búsquedas de desaparecidos, exigencias de justicia y resistencia de familiares en México y otros países.
Entre las piezas principales se encuentran los tejidos de las arpilleras de Chile, que retrataban las consecuencias de la dictadura de Pinochet.
“Se llamaban arpilleras porque eran piezas bordadas, tejidas con pedazos de tela, retazos de tela, muchas veces con la misma ropa de los desaparecidos. Las mujeres pues tenían o representaban estas historias de violencia que se vivían en la dictadura’’, comentó curadora Mariana Rivera.
Hasta el 5de febrero, la exposición “Tras las huellas de los desaparecidos” estará en la calle Seminario 12 del Centro Histórico, junto a la Catedral.