La instalación más reciente del M68 en Tlatelolco se titula “Ayotzinapa: cartografía de la violencia”, proyecto que, con un software de mapeo, recrea el trayecto de los estudiantes de Ayotzinapa entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Traza una línea cronológica basada en el registro de archivos, carpetas de investigación y evidencias, que contrastan con la llamada “Verdad histórica”.
La autoridad, deliberadamente, como hizo en el 68, como hizo en el 71 con el Halconazo, inventó cosas para ocultar lo que había sucedido. La famosa verdad histórica, que es la mentira histórica de las más grandes que ha habido en nuestro país, era una forma de fabricar, de torcer la realidad”, Ricardo Raphael, director Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Lo que hicimos nosotros fue tomar, por un lado, la versión de la Procuraduría General de la República y todos los testimonios que obran en la carpeta. También otros materiales como comunicaciones, reportes telefónicos, etcétera. Y también los reportes, los dos reportes que generó el grupo independiente de expertos interdisciplinarios”, Sergio Beltrán, miembro Forensic Architecture.
En la línea cronológica inicialmente coinciden las acciones de los distintos actores que figuraron en la salida de autobuses desde Iguala, Guerrero, pero en un punto determinado la secuencia se bifurca y la “verdad histórica” continúa por un sendero alejado de las evidencias existentes.
Lo que nosotros fuimos convocados a investigar no fue tanto el paradero de los estudiantes, sino demostrar que había inconsistencias y mentiras en la investigación hecha por el Estado mexicano”, agregó Beltrán.
La instalación, que ya forma parte de la colección permanente del M68, reside entre las paredes del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Con los años, la memoria perdura como antídoto contra la indiferencia. Una multitud de voces amplifica la exigencia de justicia. los objetos viven para luchar contra una impunidad añeja y los “carpetazos” que limpiaron los restos de una tragedia.