En el contexto mesoamericano los saberes tradicionales de la comida se expresan en cada platillo hecho con maíz, nopales, acociles o quintoniles.
En cada uno ellos los ingredientes resguardan una relación constante con la tierra. Sin embargo, tales tradiciones y saberes han sido impactados por las formas de consumo y los cambios de hábitos de la modernidad, así como por las las tierras, que se han visto afectadas por la degradación del suelo.
Así surge el interés de un colectivo organizado por mujeres que buscan acercarse a las voces detrás de estos procesos para los proyectos de preparación de comida. El objetivo es reunir esas voces, hacer un diccionario con la flora específica de estos lugares y seguir con la preparación de comida.
Colectivo Amasijo
Once Noticias conversó con tres voces que conforman al Colectivo Amasijo: Rosy, Cecilia y Martina, quiene nos compartieron sus experiencias en relación con el proyecto.
Amasijo surge como una propuesta para preparar comida y acercarse a las voces de mujeres que intervienen en el proceso gastronómico. Rosy, de 42 años, comenta que es originaria de Veracruz y que a ella le gusta cocinar. Dice que el proyecto tiene poco más de un año, y que surgió como un intento por conocer los saberes de las mujeres involucradas.
Rosy comenta que “esto surgió cuando les cocinaba y les contaba sobre mi infancia y cómo recolectábamos las plantas. El proyecto se trata de investigar con la gente lo que sentimos que se está perdiendo.”
Martina y Cecilia, por su parte mencionan que buscan trabajar con las mujeres porque detrás de los alimentos hay una red de trabajo en el sistema de la milpa. Aunque ninguna vive en dicha delegación el proyecto nace “cuando fuimos invitadas a una reunión comunal por la Diputada Guadalupe a Milpa Alta. A mi me voló la cabeza, porque es entender que la Ciudad de México, el 59% sigue siendo rural y sigue habiendo resistencia por proteger el territorio, durísimo. Y también consideramos que es importante generar lazos de solidaridad con otras delegaciones.”
Más adelante, señala Cecilia que “se trata de generar puentes, para tener una ciudad sana.”
La alcaldía Milpa-Alta se conforma por una comunidad rural-urbana. Es uno de los barrios originarios de la Ciudad de México, cuyo origen se remonta al preclásico tardío. En la actualidad es una de las alcaldías con mayor proporción de hablantes de lenguas indígenas, por lo que se resguarda el sistema de usos y costumbres, que aunque se han visto modificados, aún existe el interés de su preservación. Su proncipal actividad económica es la agrícola; sin embargo, se encuentra diversificada por otras actividades dada la estrecha relación con la Ciudad de México.
El Colectivo busca apoyar la economía local al involucrar la compra en los espacios de los productores. Su objetivo es, además, conocer la relación con la tierra debido a que, por ejemplo, tal como reconoce Martina, “son productores de nopal y lo utilizan no sólo como alimento sino también es medicinal, en pintura, para el cabello.”
Rosy reconoce que “buscan recuperar el valor de las mujeres en la recolección de los alimentos, porque a veces no se le reconoce y ellas también trabajan la milpa.[…] Es una comunidad y la mujer también está presente en el campo y es primordial.” Martina afirma que además son las mujeres las que en su mayoría preparan estos alimentos para los hombres que trabajan en esa milpa.
Finalmente, las entrevistadas refieren, que están haciendo un trabajo colaborativo con un diccionario que busca recuperar la flora de los espacios involucrados y están realizando una investigación en Lerma, Estado de México, para seguir con este proyecto porque en la comida, se reúnen los saberes tradicionales y la noción del territorio.
Colectivo Amasijo