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¿Cómo se vivió aquel 6 de agosto de 1945 en Hiroshima?

Fue un acontecimiento histórico y controversialmente político, pero lo que está claro es que, aquellas 8:15 de la mañana en punto, hora local de Hiroshima, Japón; fueron la demostración de que la humanidad es capaz de autodestruirse en segundos: 100 mil personas murieron en garras de aquella bomba atómica enviada por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945.

El escritor y periodista, John Hersey, logró crear una radiografía ideal para acercarnos, un poco, a lo que vivió aquella región del planeta, pero que oscurece la historia de la humanidad: “Cuando el señor Tanimoto giró la cabeza hacia su casa, ésta había colapsado. Todo estaba destruido”, cuenta una de las seis historias que el autor publicó un año después de aquel suceso.

Con un claro estilo testimonial, en el que Hersey cedió la pluma a los seis sobrevivientes, cada uno de los personajes narra la manera desgarradora en la que vivió aquel amanecer de 1945. Las primeras impresiones que rescata el escritor son las existenciales: “100 mil personas murieron por la bomba atómica, y estas seis se encontraban entre los supervivientes. Se preguntan por qué sobrevivieron cuando tantos otros murieron”.

En Hiroshima, John Hersey no interviene. Permite hacer catarsis a sus entrevistados. Los deja intentar describir aquel ataque en el que murieron miles de niños, al tiempo que adultos y ancianos; iniciando de esta manera, otro atentado: el de la falta de alimentos, de aditamentos para curación (los heridos iban de hospitales a otros porque estaban saturados, los que no quedaron destruidos), la falta de núcleos familiares, la orfandad, y la psicosis futura, se apoderaron de Hiroshima en plazo inmediato, corto y mediano.

“Esa misma noche se empezó a divulgar la idea de que la bomba también contenía veneno que podía seguir matando a quienes quedaron vivos. Días después se decía que las partículas radioactivas seguirían irradiando a todos hasta matarlos. Incluso, hasta 1950, seguían persistiendo leucemias y otros tipos de cáncer por la radiación emitida aquel 6 de agosto de 1945”, cuenta otro de los testimonios.

Hiroshima es una lectura obligada para ver la historia que nos encierra como humanidad, que nos envuelve como sistema político, pero que, indiscutiblemente, nos exige valorar lo que tenemos en todo momento de nuestra vida: “es curioso, pero las cosas materiales dejaron de importarme. Ayer, todos mis zapatos eran la más grande adquisición. Hoy, con un par es suficiente”, narró una víctima. Y si se analiza, nada termina siendo importante más que la vida y a paz, ambas vulneradas, ultrajadas, arrebatadas y quebrantadas aquella mañana del 6 de agosto en Hiroshima.

Al principio, Hersey tenía la intención de publicar en tres entregas lo que hoy se conoce como el libro Hiroshima. Se puede leer, en inglés, en The New Yorker, o adquirir el libro en cualquier librería en su versión en español.  

Los testimonios de John Hersey

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