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De diseñadora a grafitera: la historia de Malinalli

Malinalli es diseñadora de profesión, graduada en el Instituto Nacional de Bellas Artes, pero desde pequeña se inclinó por la pintura y el dibujo. Al graduarse, trabajó en los institutos de cultura, para darle forma y vida a diferentes muros de la Ciudad de México.

Yo ya hacía varias intervenciones en el espacio público, pero también me ha gustado tener tiempo para hacer piezas más elaboradas”, comentó la artista.

Ella ha tenido proyectos personales mayormente dirigidos a la corriente animalista y feminista.

Fue un cambio porque cuando era chica no me gustaba que pintaran o grafitiaran, pero en cuanto lo comencé a hacer fue bastante liberador y entendí un montón de cosas como el derecho de tomar la calle porque es como gritarle nuestras ideas a los que pasan por la ciudad. Comencé a pintar perritos y retratos de animales, luego la carita de una niña para tratar de reflejar la importancia de una niñez feliz en la vida adulta” dice Mali.

También, Malinalli pertenece a una colectiva dedicada a las pegas de stikers que casi siempre son en pro del empoderamiento femenino, la lucha por los derechos de las mujeres y sobre todo de hacer un espacio en la calle para las mujeres. Difunden discursos políticos que buscan generar conciencia desde la calle según explico a Once Noticias la artista.

Los stikers poco a poco fueron tomando fama en el mundo del street-art y se fue acercando al grafiti. Entender a la libertad como el uso del espacio público es la consigna que guía las obras de esta artista.

La calle sólo la puede utilizar quienes la puede pagar, porque únicamente vemos la publicidad o la propaganda oficial en la ciudad. Y de repente poner un dibujo o un grafiti se me hace bastante importante para darle identidad a ese lugar”, señaló la grafitera.

La calle es considerada un espacio de reconocimiento propio, ser invisible en una ciudad enorme, hace que las expresiones tomen los muros y paredes para ponerles su propio sello.

Como mujer me di cuenta que hay círculos muy cerrados en el street-art, porque son espacios ocupados por hombres. Se nos cataloga como algo infantil o que no pertenecemos a la calle, que nosotras somos unas toy (farsantes). Pero poco a poco hemos abierto espacios gracias que llevamos un mensaje más allá del propio ego” señaló Malinali.

Los peligros como mujer en el ambiente del arte callejero aumentan, ya que se exponen a que si las agarra la policía no solo les quitan su dinero y libertad, sino que se exponen a otro tipo de violencias de género, por eso salen juntas.

La calle es bastante hostil y siempre hay que tener cuidado cundo se le quiere tomar, nostras vamos juntas para tratar de cuidarnos lo mas que se puede”, explica la artista.

Las opciones para su campo de trabajo se limitaban a oficinas industriales o empresariales donde diseñaría logotipos y publicidad. Su pasión por el dibujo la empuja a la calle donde comienza su carrera. Señala que la constancia e interés en su trabajo es lo que ha logrado sacar a flote su economía.

Es impactante como inicié por gusto. Tenía que invertir en el material y arriesgarme a que me agarre la policía. Las personas les asombraba al saber que yo no ganaba nada con eso. Afortunadamente a la gente le llamó la atención mi trabajo y me hablan para ver si les vendo alguna pieza. Lo que rescato es que puedo vivir de lo que más me gusta hacer, eso a veces es muy difícil, pero se puede”, dijo Mali.

Dedicar muchísimo tiempo en una pintura que pegará en un poste y puede que al día siguiente lo arranquen o se moje o lo tapen es un trabajo de desapego constante.

De pronto trabajaba días o semanas en una pintura en papel y cuando salgo a pegarla sé que puede durar unos días o incluso sólo unas horas. Una vez que lo pegas sabes que ya no es tuyo, ya es de la calle y si a alguien le gusta, se lo lleva o lo fotografía o lo rompe, hay que dejarlo ir”, cometa Malinalli.

Durante la pandemia las calles se quedaron desiertas y transitar la ciudad era como ser un fantasma que podía ser más observado o pasar más desapercibido; sin embargo, lo que Mali notó fue que lo compañeros dejaron de salir y los muros se quedaron sin pinturas ni stikers.

En su último comentario Malinalli dijo que:

Lo importante en el oficio es ser sincera con una misma, sin importar lo que las reglas de otros digan y aunque nos critiquen, una tiene que enfrentar las caídas para seguir tomando la calle”, concluyó la artista.

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