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Dignificar a los pueblos indígenas es respetar su autonomía: experta purépecha

FOTO: CUARTOSCURO

Con la reciente aprobación de la reforma Constitucional sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicano, se busca saldar una deuda histórica. Se trata de un paso importante en su reconocimiento como sujetos de derecho público, colectivo e individual.

Sin embargo, para dignificar a los pueblos originarios, “se deben respetar sus autonomías y sus luchas por la autodeterminación”, aseguró Maria Guadalupe Jiménez Gálvan, originaria de la nación purépecha de Arantepecua, Michoacán.

A decir de la traductora de la lengua p’orhé y experta en comunicación intercultural, la lucha por la autonomía y la autodeterminación de los pueblos originarios comenzó mucho antes.

En Michoacán, recuerda, desde el 2011, los 20 mil purépechas que habitaban Cherán se levantaron para expulsar a los madereros que estaban acabando con el bosque y de paso, expulsaron a partidos políticos y a la policía.

Cherán se convirtió en uno de los pocos municipios que lograron un autogobierno.

“Se encaminó este proceso de autogobierno para ser un municipio indígena y posterior a eso pues vienen otras comunidades como Pichátaro, Arantepacua, San Felipe de los Herreros, Santa Fe de la Laguna, incluso, Sevina, Tarecuato. Batallaron pero su proceso de libre determinación se ganó en un juicio contra los ayuntamientos”, sentenció la traductora.

Así también recordó el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, un movimiento que irrumpió a los gobiernos priístas de la época, ya que tras siglos de despojo, discriminación, maltrato y olvido –Chiapas ya lideraba las cifras de pobreza extrema e infancias morían de enfermedades curables– decidieron reclamar lo que por cientos de años les había sido negado: su derecho a existir.

“Son procesos o acontecimientos que las comunidades han venido trabajando. No es algo nuevo. Ojalá que estos nuevos gobiernos puedan respetar los procesos de autonomía de las comunidades”, dijo Jiménez Galván.

En el mismo orden de ideas, sentenció que la reivindicación del Día de la Resistencia Indígena no tiene que ver sólo con un día, sino con un compromiso para saldar las deudas históricas.

“Gobierne quien gobierne, el color que sea, las comunidades siempre vamos a estar en resistencia. Las comunidades siempre vamos a luchar por lo que nos pertenece. Las comunidades siguen siendo presentes en sus lenguas, en sus culturas”, sentenció la traductora en entrevista con Once Noticias Digital.

¿Día de La Raza?

El Día de la Resistencia Indígena se conmemora en muchos países de América Latina, y busca reconocer la deuda que tienen los Estados con los pueblos originarios, quienes siguen en lucha por su autonomía, por sus derechos territoriales y agrarios, por la preservación de sus lenguas y cosmovisiones.

En nuestro país, es reciente su reconocimiento, pues desde principios del siglo XX se conmemoraba el Día de La Raza, con el objetivo de resaltar el mito del mestizaje y el “descubrimiento de América”.

El Día de La Raza fue declarado festividad nacional en 1919, por iniciativa del secretario de educación, José Vasconcelos, quien buscaba promover conmemorar el “sincretismo cultural” europeo e indígena.

El 10 de octubre de 1919, durante el Gobierno de Venustiano Carranza, el Congreso aprobó el 12 de octubre como festividad nacional y durante el Gobierno de Emilio Portes Gil, el festejo se denominó “Día de La Raza y aniversario del Descubrimiento de América”.

Pero en la actualidad, México ha buscado cambiar el rumbo de la historia, como ejemplo, la exigencia de la disculpa pública de España a nuestro país, por los abusos y crímenes cometidos por los conquistadores en contra de los pueblos originarios.

Y es que son 532 años desde que Occidente llegó a América. La irrupción de la llegada a un continente, que hasta entonces no aparecía en los mapas de navegación de Europa, trajo consigo el exterminio de muchos pueblos, la llegada de enfermedades mortales que no existían en estas tierras, como la viruela y el sarampión, y un proyecto de saqueo y colonialismo.

Durante mucho tiempo se pensó que América fue descubierta y que la llegada de Colón a la isla de San Salvador, hoy en día las Bahamas, significó “el encuentro de dos mundos” y “la llegada de la civilización”, pero en tiempos recientes se ha reflexionado, desde diversas disciplinas, que esos argumentos se utilizaron para justificar el proyecto colonizador y de despojo desde Occidente.

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