Cultura

Eduardo Matos narra el estoicismo de Tlatelolco, el último bastión mexica

Tlatelolco fue la última ciudad prehispánica en fundarse en el centro de México y en ella se dio la primera resistencia mexica en contra del conquistador peninsular, por lo que constituye el eslabón donde se encontraron dos culturas.

A esta urbe gemela de Tenochtitlan, junto a la cual decidió sellar su estoico y trágico final, dedica su libro más reciente el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien de viva voz lo presentó en la XXXII Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH).

En el marco del quinto centenario de esta gesta heroica del pueblo tlatelolca bajo el mando de Cuauhtémoc, aparece Tlatelolco. La última ciudad, la primera resistencia, autoría del investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y fruto del esfuerzo editorial conjunto entre el Fondo de Cultura Económica (FCE) y el Colegio de México (Colmex).

Se trata del último de los 14 libros que integran la serie “Ciudades”, de la Colección Fideicomiso Historia de las Américas.

El también fundador del Proyecto Templo Mayor explicó que los mexicas tuvieron sus desavenencias apenas asentarse en Tenochtitlan y poco después, en 1337 D.C., un grupo inconforme decidió asentarse más al norte, dando paso a la fundación de Tlatelolco.

 

Mientras la primera fue expandiéndose como imperio, la segunda se convirtió en un importante foco comercial, poder económico que era deseado por los tenochcas. La guerra se libró en 1473 y concluyó con la muerte del tlatoani de Tlatelolco, Moquíhuix”, señaló.

A partir de ese momento, Tlatelolco quedó sujeta a su gemela.

Tal fue el encono que el gobernante vencedor, Axayácatl ordenó que el Templo Mayor de los derrotados fuera arrasado y reducido a basurero.

En palabras de fray Diego Durán: “porque quería que aquel templo fuese secreta y muladar de los mexicanos, como los tlatelolcas habían jurado de hacer el de Ciudad de México”.

 

Esa terrible matanza parece haber marcado el destino de este lugar, porque Tlatelolco se ha caracterizado por una serie de estragos hasta periodos recientes, como la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 y los caídos en el temblor del 19 de septiembre de 1985. De ahí que dedico el libro a los muertos en Tlatelolco a lo largo de su trágica historia”, expresó.

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