Durante excavaciones en el Templo 6 de Maudslay, en Chichén Itzá, emergió el rostro esculpido de un guerrero ceñido con un yelmo (armadura antigua para resguardar la cabeza) de serpiente con las fauces abiertas y un tocado de plumas.
El más reciente descubrimiento en “la ciudad al borde del pozo de los itzáes”, significado del nombre del sitio en lengua maya, fue dado a conocer por el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández.
El funcionario sostuvo que el hallazgo del rostro antropomorfo es muestra de ese contacto que los mayas de hoy pueden tener con su pasado. Refirió que el elemento prehispánico, el cual debió formar parte de un diseño escultórico mayor, fue encontrado como parte del relleno constructivo, en el lado este del basamento del Templo 6 de Maudslay, llamado así en alusión al explorador británico.
La pieza de 33 centímetros de alto, 28 centímetros de ancho y 22 de profundidad, destaca por presentar un buen estado de conservación a pesar de estar fracturada.
Acerca de la inmensa evidencia material de la civilización maya antigua, recuperada a través del salvamento arqueológico, Diego Prieto Hernández concluyó que, en los siete tramos liberados para la construcción del Tren Maya, al corte del 9 de noviembre, se han registrado y preservado 57 mil 146 elementos inmuebles; mil 925 bienes muebles; un millón 398 mil 83 fragmentos de cerámica y mil 467 piezas se encuentran en restauración.
A las cifras anteriores se añaden 660 enterramientos humanos, y 2 mil 252 rasgos naturales asociados a antiguos asentamientos humanos.
