Su legado sobrevivió al cambio de siglo.
Siguió vigente porque se acopló a las vanguardias, pero fue un artista libre; Francisco Castro Leñero fue un pintor que buscaba la belleza en las formas y colores.
“Fue el único pintor de su generación, yo creo que fue declarado compatible con una rama conceptual del arte contemporáneo, yo creo que es en virtud de su lenguaje muy minimalista”, destaca Sylvia Navarrete Bouzard, curadora.
Se formó en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, y estudió becado en Italia. Cuatro décadas de trayectoria probaron su interés en la exploración del minimalismo.
“La base de su lenguaje es un orden, un orden austero, pero engañosamente austero, porque dentro de este orden él lo que buscaba era el desequilibrio, era la contingencia, eran conceptos que estaban asociados con la imperfección”, explica Sylvia Navarrete.
La retrospectiva “Una lógica de la belleza” tiene un doble propósito.
“Es una retrospectiva doblemente porque hace 24 años que no exponía en un museo de México, entonces, digamos que la mitad de las obras de la exposición que no son conocidas”, añade Sylvia Navarrete Bouzard.
La exposición, en el primer aniversario luctuoso del artista, permanece de martes a domingo en Bellas Artes.